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Meses pasaron, y ellos ahora eran estudiantes de último año de secundaria...

-De ninguna manera -se quejaba Chanyeol, apoyando su mentón en el dorso de su mano, que a su vez estaban una encima de la otra sobre el mango de la escoba que usaba de apoyo -¿Por qué tenemos que hacer las tareas de limpieza? ¿Es una broma? ¡Estamos en último año! El que hizo el lío debe ser el que lo limpie, ¿verdad? Quiero decir, ¿para qué están las papeleras entonces?

-¿Pregonas eso considerando el estado de tu propia habitación? -Baekhyun se echó a carcajear sosteniéndose el abdomen con ambas manos.

-¡¿Quieres morir?! -gruñó Chanyeol enviándole una mirada asesina. Baekhyun solo se secaba las lágrimas mientras se tranquilizaba, entonces volvió a su tarea de barrer el patio de la escuela.

Baekhyun se recompuso como mejor pudo, suspirando al ver a Chanyeol hacer la tarea encomendada. Bueno, lo hace correctamente de todos modos, aunque se queje, el castaño dejó escapar una risita apenas audible. En realidad, es una de las cosas que me gustan de él. Puchereó un rato antes de volver a lo suyo. Al menos estoy con él.

-Me alegra que compartamos el salón este año -mencionó Chanyeol, inclinado para juntar la basura que había acumulado -No es divertido si no hago estas actividades contigo.

Baekhyun quedó callado un segundo, su cerebro maquinando a mil por hora cómo debería responder. Al final optó solo por fastidiarlo un poco -Eso no es bueno. El Sr. Príncipe no puede estar ventilando tales confesiones, así como si nada.

-¡Cállate! Odio limpiar -siguió lamentándose, girando el hombro en círculos para desentumecerlo. En eso, el viento sopló con mucha fuerza, esparciendo las hojas que el alto había juntado en un montículo. Se giró para ver el estado en el que la ráfaga dejó el trabajo de Baekhyun, encontrando a su amigo con los ojos cerrados y una sonrisa en los labios, disfrutando del viento golpear su rostro y desordenar su cabello.

Cuando la brisa cesó, Baekhyun dio un hondo suspiro antes de retomar la tarea que no necesitaba ver para saber que se había ido al diablo. Pero Chanyeol ya estaba caminando hacia él, y no se percató de ello hasta que sintió los dedos del azabache entretejer sus mechones.

― ¿Qué es? ―preguntó, girándose para tener al alto de frente.

―Una hoja seca―murmuró el menor.

― ¿Ehh? ¿Dónde?

―Aquí ―susurró Chanyeol, desenredándola con toques suaves ―La tengo―sonrió victorioso, pasando ahora a acomodar las hebras castañas ―Se ha ido, ahora... -pero las palabras se atoraron en su garganta cuando volvió sus ojos al rostro de Baekhyun, que se mostraba completamente rojo, con los labios entreabiertos y la mirada de ojos brillantes clavada en la suya.

-Ahh... yo... olvidé mi teléfono en el aula ―jadeó el mayor, haciendo un movimiento con la mano para apartar la de Chanyeol de su cabello―Lo siento Yeol, regresa al gimnasio primero ―le entregó sus materiales de trabajo y salió disparado de allí, sin darle tiempo al alto de responder nada.

Baekhyun corrió a toda la velocidad que sus piernas le permitían, sintiéndolas agarrotadas cuando ya casi terminaba de subir las escaleras. Las lágrimas caían por sus mejillas mezclándose con su transpiración, pero él no sentía nada de eso, solo los desbocados latidos golpeando en su pecho, y en su cabeza retumbando una sola frase.

Borrarlos... borrarlos...

―Borrarlos... ―sollozó casi sin aire ―Tengo que borrarlos.

Llegó a la puerta de su salón y la abrió de sopetón, corriendo hasta su pupitre y rebuscando en su mochila sus apuntes de literatura.

Mientras hojeaba su cuaderno, desesperado, no dejaba de pensar ¿cuál debió haber sido la reacción correcta de un mejor amigo? Este sentimiento... es un error, concluyó cuando al fin encontró lo que había estado buscado. Tomando la goma que el alto le había obsequiado el año anterior, borró su versión en miniatura de al lado de Chanyeol.

Borrando evidencia [Chanbaek/Baelyeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora