Las almas gemelas son reales.
No es un conocimiento popular y, luego de morir muchas veces por decir esa verdad, Jihoon ha decidido que ya es suficiente. Las almas gemelas existen y él ha vivido demasiadas vidas con la esperanza de reencontrarse con la suya.
Así que han pasado dos siglos desde que aprendió a cerrar la boca, a vivir fingiendo ignorancia y simplemente mirar bien, buscando a quien su propia alma añora. Y, mientras él conoce este secreto, las demás personas son felizmente ciegas –de que podrían encontrarse con sus almas gemelas, de que podría ser una de esas vidas en que no cruzarán caminos y no sufrirán el dolor por ello, por algo que no conocen ni saben que está allí.
Pero algo sucedió mal con Jihoon. En su primera vida –o la primera que es capaz de recordar –recibió la maldición de la pareja de su alma gemela y... Y ahora está allí, más de dos mil años después, rezándole a la vida que esta ocasión pueda encontrarle. Entonces él muere y nace otra vez, recibiendo unos cuantos años de ignorancia donde no puede recordar nada por su corta edad. Pero a partir de los diez años, los recuerdos vuelven como sueños y pronto el peso del mundo cae sobre sus hombros de nuevo.
Se han encontrado en muchísimas ocasiones: en distintos cuerpos, con distintos nombres, en vidas completamente distintas. Ha muerto muchas veces por su alma gemela, ha sido condenado a muerte por decirle que le amaba, quemado en hogueras porque su amor trascendental les parecía brujería; le ha encontrado muy tarde –cuando alguno de los dos está al borde de la muerte, cuando la diferencia de edades hace imposible que puedan reencontrarse, cuando su alma gemela está enamorada de alguien más. Incluso ha vivido demasiadas veces sin poder verle, ni saber nada de su otra mitad. Y, a pesar de lo difícil que le ha resultado amarle, las vidas donde no se encuentran le resultan las peores.
Lo irónico es que, en un mundo donde ha sido tan repudiado por hablar de las almas gemelas, hay demasiadas teorías para estas. Jihoon tiene sus favoritas, porque ha vivido demasiados años leyendo sobre ellas e informándose para entender qué le sucede. En la mitología griega, existe el mito de que los seres humanos tenían cuatro brazos, cuatro piernas y dos cabezas y, al verse amenazados por estos seres casi celestiales, los dioses decidieron cortarles a la mitad. Así, las personas siempre vivirán buscando a la otra mitad de quien una vez fueron, con la añoranza y deseo inconsciente de volver a estar completas.
En Japón, existe el mito del hilo rojo del destino; que consiste en que las personas destinadas a estar juntas están conectadas por un hilo rojo atado a sus meñiques. Debido a esta historia en particular, Jihoon decidió tatuarse una pequeña línea horizontal roja en su meñique izquierdo. Fue casi en un impulso, durante su primer año en la universidad, pero ese pequeño tatuaje resultó ser un recordatorio reconfortante; porque extrañaba a su alma gemela y le gustaba pensar que tal vez así le encontraría más rápido –si tan solo sigue el hilo rojo.
Y probablemente funcionó. Jihoon no está tan seguro de llamarle una victoria.
Tocar su guitarra en las calles de Seúl era su pasatiempo favorito. Con su guitarra, un banquito para sentarse y su voz se podía entretener por horas, interpretando canciones de artistas famosos con un poco de su propia esencia. Algunas personas solían detenerse, ensimismados con su música, e incluso le daban alguna propina –aunque Jihoon realmente no la necesitara. Incluso Wonwoo, su amigo más cercano y ex compañero de la universidad, iba en algunas ocasiones a hacerle compañía. Si estaba de buen humor y el sol no pegaba muy fuerte en el cielo, Jihoon podía convencerlo en que le llevara un poco de comida.
No siempre tenía el tiempo para gastarlo con su guitarra en la ciudad. Primero fue la universidad, y luego de graduarse y conseguir un trabajo en el Museo Nacional de Historia –lo que le fascinaba, porque podía valerse de sus memorias para ello –sus oportunidades para pasear con su guitarra se vieron inmensamente reducidas. Aún así, Jihoon siempre dejaba un espacio de su semana para sentarse en el parque y crear música, porque estaba seguro que enloquecería si no lo hacía.

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86 • JICHEOL •
Fanfic«Jihoon aceptaría lo que el universo quisiera darle de Seungcheol. Siempre lo hacía.» Pareja: Jicheol (S.Coups x Woozi). Género: soulmateau, drama, romance. HISTORIA PROPIA. Favor no adaptar parcial ni totalmente sin mi permiso.