Capítulo 05 | Genocidio.

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Jay Thompson.

  Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos  los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

                                                                                                                                                               Apocalipsis 21:8

Mi propósito había cambiado drasticamente; ahora no solo quería poder, si no que también deseaba romper el sello que Alex había puesto sobre mí. 

Comencé a torturar mi cuerpo severamente con el objetivo de volverlo más resistente: desde electrocutarme, ahorcarme, ahogarme, hasta comer comida intoxicada y veneno en grandes cantidades. Cada vez que sentía que no podía a mas y estaba a punto de rendirme, la sombra aparecía para ayudarme y recordarme el por qué debíamos ser más fuertes, y con la posibilidad de que alguien nos pudiera estar cazando, debíamos hacerlo rápido.

El entrenamiento con Alex se volvía cada vez más estricto y doloroso; en cada pelea él tenia siempre un truco bajo la manga. Dicho entrenamiento que había comenzado en minutos, se había convertido a hora y posteriormente, a días sin descanso. Alex no tenía ni una pequeña pizca de piedad; cortaba mis extremidades sin siquiera dudarlo, partía mis huesos con alevosía, arrancaba mis ojos e incluso me hacía comerlos. 

Rápidamente me volvía mejor para esquivar sus golpes y contraatacar, para poder contrarestrar la diferencia de brutalidad entre Alex y yo adquirí un estilo de pelea llamado Silat; el cual se caracterizaba por un ataque increíblemente rápido diseñado para acercarte a tu oponente lo más rápido posible, inhabilitarlo en segundos, para después terminar con un golpe de martillo a la cara, la garganta o los riñones. En casos extremos se arrancaba la carne del rival con las propias manos.

La práctica del Silat no era para nada sencilla, ya que era catalogada como una de las 6 artes mas brutales del mundo, a causa de que los estudiantes  debían ser entrenados bajo un estricto régimen que incluye romper ladrillos sobre sus costillas y doblar varas de acero con el cuello, todo esto para incrementar su tolerancia al dolor. A causa de mi factor de regeneración, fue necesario triplicar dicho entrenamiento.

En cada pelea con Alex, el honor y la justicia eran arrojados por la ventada, se debía de aprovechar cada oportunidad que apareciera y aprovecharte por completo de ella. Su forma de pelear era similar al Sambo; donde arrojar al suelo a tu oponente, desgarrar articulaciones y romper huesos no era suficiente, al contrario, eso era solo un calentamiento.

Poco a poco mis habilidades sobrenaturales se iban manifestando: ya no sentía ni hambre ni sueño, nisiquiera la necesidad de orinar. Mis sentidos de la vista, oído y olfato habían mejorado a grandes rangos. Podía invocar fuego y controlarlo a mi voluntad, así como absorber energía y liberarla.

Los cambios físicos se volvían cada vez más presentes: mi complexión se había vuelto un  poco más musculosa, las marcas y el color de ojos se volvían mas intensos, el color de mi piel se había vuelto algo grisaseo, las uñas de mis manos se habían vuelto filosas, incluso parecía que exhalaba humo. Ramond y Jess notaron los cambios rápidamente, había evitado verlos últimamente, pero las pocas veces que los veía me llenaban de preguntas, los dos habían llegado a la conclusión de que estaba envuelto en las drogas.

Por otro lado, Katherine se apoyaba cada día y mantenía las cosas en secreto, poco a poco la fui conociendo un poco más y ella a mí y sin darme cuenta, se había convertido en alguien a quien le podía confiar cualquier cosa.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2018 ⏰

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