LUST

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"Lo que se da mejor en el calor: la fantasía; la insensatez, la lujuria."

Salman Rushdie


—Padre santo...perdona mis pecados, apiádate de mi alma y no dejes que el demonio vuelva a mí—La voz llena de dolor y miedo resonó por toda la capilla, a esa hora de la noche, vacía. El convento había caído en desgracia y muy pocas de las hermanas sabían la razón, los siente pecados encarnados en figuras humanas rondaban los pasillos del santo lugar sin restricción alguna se había adueñado de aquel lugar y una por una las mujeres religiosas caían en las abominables tentaciones dejando de lado su amor por su salvador.

Todo murmullo de oración fue interrumpido por el retumbar de unos pasos que se dirigían al altar donde la hermana Alizze se encontraba de rodillas suplicando entre lagrimas fuese salvada por la mano divina de su señor —Señor...Dios mío...te lo imploro que de tus sagradas manos caiga la justicia para estos demonios— Las lágrimas de la mujer caían sobre sus manos temblorosas y entrelazadas que sujetaban con fuerza un rosario, cerró los ojos con fuerza al escuchar los pasos detenerse justo detrás de ella, había llegado tan rápido y sabía lo que vendría después porque ese era el momento en que no solo su alma seria consumida por las llamas ardientes del infierno —Piedad— Murmuró entre sollozos entrecortados sin dirigir la mirada al demonio a sus espaldas aferrándose mas al objeto religioso buscando protección.

No, eso no funciona conmigo y lo sabe hermana, es muy curioso que de todos los lugares donde pudiésemos entrar justamente este convento nos pusiera alfombra roja— Los largos y delgados dedos del "recipiente humano" que usaba aquel demonios tomaron a la joven por los hombros deslizándose sobre la tela con pequeñas caricias, podía sentir el calor de la tersa piel de ella bajo esa capa de tela, sonrió de lado victorioso, haber tomado el cuerpo de aquel hombre religioso había sido lo mejor que pudo hacer, cada una de esas monjas habían caído a sus pies sin mayor esfuerzo y Alizze no sería la excepción. Llevó sus labios a escasos centímetros del oído de la chica soltando un jadeo proveniente de lo mas profundo de su garganta lleno de deseo por poseer el cuerpo que temblaba de miedo al ser recorrido por sus manos. —Pronto no solo sus mejillas estarán mojadas y seguirá de rodillas, pero no orando, estará pidiendo porque mi verga la profane—

El demonio tiro del velo que cubría el negro cabello de ella dejando por fin que su lengua recorriera la oreja a su entera voluntad, el sobresalto de la religiosa causo una punzada de placer en su miembro y una sonrisa retorcida—Mira a tu verdugo, a quien te llevara a lo mas profundo del pecado carnal...mira el rostro de la lujuria personificado en un hombre a quien le entregaste tu eterna confianza— Tomó a la chica por el cabello tirando de el para levantarla y que le confrontara ambas miradas chocaron, pero la de ella era de entero pavor—Henry...Padre, por favor...usted sirve a nuestro señor, la fuerza del maligno no podrá contra su fe— Las suplicas de la chica no funcionaron, eran solo ruido insignificante para el demonio quien paso de sujetarle por el cabello a apretar el cuello de la aterrada mujer, los ojos de quien en algún punto de su vida había sido veneraba a Dios ahora tenían un destello lleno de malicia, Alizze tomó la muñeca de la mano que apresaba su cuello con ambas tratando de apartarle pero no había comparación en la fuerza, fue empujada contra el altar de la capilla con agresividad ocasionado que gimiera de dolor y una risa macabra por parte de Henry justo en aquel momento Alizze juraba por las sagradas escrituras que tenía eco —No, esto que ves ante ti dejo de existir hace mucho tiempo ya no es mas que un recipiente para mí, devore su alma hace siglos— Con una de sus propias piernas separo las de ella frotando con insistencia su rodilla en la intimidad virgen, el demonio se relamió con hambre pues podía sentir esa pureza en el cuerpo sometido de la mujer, que su rodilla le estimulara era poco, necesitaba sentir el calor y la humedad de aquella parte, necesitaba alimentarse. Como si fuese una simple muñeca de trapo la desnudo rasgando la túnica y con esa misma hambre su boca empezó a repartir succiones y mordidas por todo el cuello dejando grandes marcas rojas, aún le sostenía por el cuello por eso le fue fácil someterle a su tacto, la mano libre del demonio recorrió las piernas desnudas rasguñando cuanto podía de esa cálida piel, Alizze aterrada trato de juntar sus piernas para no ser profanada pero no lo consiguió; aquel demonio las separo con tanta facilidad aun cuando solo usaba una de sus manos.

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⏰ Last updated: Aug 15, 2018 ⏰

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El santuario de los pecadosWhere stories live. Discover now