Bienvenido a casa

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Quince de agosto de 1945, en una destruida Tokyo, un peli verde preparaba el desayuno para sus dos hijos mayores de cuatro y seis que milagrosamente sobrevivieron a la guerra, tuvieron mucha suerte de no haber sido arrestados por haber tenido a un familiar en la guerra implicado en la conocida unidad 731; que se dedicaba a matar gente usándolas como objetivos para crear nuevas armas biológicas y más. Él sabía cuan peligrosa era la misión que le dieron a su esposo, mas a la vez era un gran orgullo el pelear por su país, pero eso no quería decir cuan preocupado estaba de que si sobrevivió o no, el gobierno no le notificó nada, es por ello que cada noche, durante bombardeos inesperados, rezaba con que su marido volviese sano y salvo a casa, en especial con otro hijo en camino, no quería que su tercer hijo creciera sin su padre, sin siquiera haberlo conocido como sus pequeños mayores, durante el día era igual, refugiarse en la zona anti bombardeos de la casa, escuchando como sus niños lloraban por miedo, sintiendo como la tierra se movía, temía con que el refugio se cayera a pedazos y la vida de los cuatro terminase para siempre, no podía permitirse eso, debía luchar, y esperar por la llegada de su marido.

Izuku acariciaba su pronunciado vientre de nueve meses, ya estaba listo para parir, sin embargo no lo quería hacer sin la presencia de su marido, anhelaba que viera como a sus anteriores hijos, el verlo llegar al mundo, dejó por un momento de pensar en ello para llamar a sus pequeños quienes bajaron de inmediato a recibir su primera comida del día, al ser poca por la falta de reservas debido a la guerra, cada comida era muy bien recibida, por ende ninguno de ellos se perdía ninguna comida.

-Niños no coman tan rápido, hay que racionar para la noche -.

-Pero mamá tenemos mucha hambre - decía el mayor con un pequeño arroz en su mejilla-.

-Lo sé cariño, pero recuerda que estamos en un momento muy difícil y el gobierno no ayuda en nada, distribuye muy poco y a demás tengo que recurrir al mercado negro para conseguir lo que aquí tenemos - revolvía con lentitud su sopa de miso - no es fácil, en especial con que en cualquier momento puede nacer su hermanito, tienen que apreciar lo que hay -.

-Mami, mejor te doy de mí comida - el más pequeño al oír las palabras de su madre, y ver que tanto él como su hermano tenían más comida y su madre menos, una culpa grande invadió su pequeño cuerpo, entonces pensó en dar de su comida - lo necesitas más que yo-.

-Katsu - asombrado y enternecido negó ante el accionar de su hijo - tu eres más importante que yo, así que come tranquilo, más tarde iré por más ingredientes y... - el sonido de la puerta de madera siendo golpeada le llamó la atención, pues no tenía nadie quien lo fuese a ver, ni mucho menos su madre quien murió en el incidente de Hiroshima - Ya voy - con su mano en su espalda e incomodidad por el peso de su vientre, se levantó de la almohadilla del suelo y abrió la puerta - ¿Sí?... Shoto - sus manos cubrieron su boca - ¿Eres tu? -.

-Izuku, volví a casa - feliz y aliviado de volver con vida, mejor dicho de ver a su familia con vida, comenzó a dejar salir unas lagrimas de alegría -.

-Bienvenido - en cambio, el pecoso sollozaba de alegría, por fin su marido había vuelto y el bebé en su vientre se movió con fuerza - el bebé sabe que su papi regresó - ríe con lagrimas en sus ojos-.

-Vaya que tu vientre creció mucho -.

-Vamos pasa, tus hijos se alegrarán de verte - emocionado, lo llevó hasta el pequeño comedor - ¡Katsu!, ¡Takeo!, miren quien volvió -.

-¡Papá! - gritaron acercándose a pasos apresurados, ambos saltaron al bicolor quien aún portaba el uniforme correspondiente a su unidad -.

-Hey pequeños, ¿Cuidaron bien de mamá? - lo miraba aún sin dejarlos de abrazar -.

After WarWhere stories live. Discover now