QUINCE

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QUINCE

Quiero creer que no estoy en una tienda de ropa femenina, un domingo con Angus el cual parece mucho más emocionado que yo. Al parecer él tiene su vena femenina más desarrollada que la mía en muchos ámbitos.

Nos tomamos todo muy enserio de ser una "pareja", por eso es que mañana mismo iremos contra el psicópata fingiendo ser novios en el instituto de la manera más sínica que nos salga.

En realidad no me molesta tanto, es que bueno... ¿por qué me molestaría ser besada por Angus, estar con Angus y simplemente ser llamada novia de Angus? puede que sí, afecta un poco mi orgullo terminar atada a mi mayor enemigo. Pero de igual manera no soy ciega y confieso que Michael es atractivo... un poco mucho.

Dejemos de hablar de mi novio y...

Ay, que raro suena eso.

-Qué te gusta más ¿Rosa o azul? - Angus llevaba dos colgadores con vestidos en sus manos.

Ruedo los ojos.

-Mi aspecto está bien, idiota. - gruño pero él solo me manda una mirada amenazante - Uff... azul.

-Entonces llevaremos el rosa.

Alzo mis manos confundida al ver como iba a la caja a pagar pero no digo nada, ya que de igual manera haremos lo que él dice.

Angus en definitiva es una persona mandona, quiere que todo se haga a su manera. Y eso ni hablar de su esencia levemente machista, ya que no me deja cooperar en nada, por ejemplo ahora él a comprado todo lo que será mi closet por mientras esté en el papel de ser su novia. Acepto que no me quejo, pero igual me molesta. 

Luego de ya tener como ocho bolsas de compras - las cuales él lleva, obvio - decide que es momento de irnos.

¡Gracias a dios! Mis pies no dan más de tanto caminar.

Juro que fue peor que cuando vine con Layla y esa vez creía que había quedado traumada, pero no, llega Angus y aumenta mi trauma aún más.

-Ahora vamos a la peluquería y sería todo, Adre- dice enciendo el auto. 

¿Qué acabo de escuchar?

Lo miro y niego frenéticamente.

-Ni se te ocurra cortar un trozo de mi cabello, idiota - gruño - con mi pelo si que no.

Nunca he dejado que nadie corte mi cabello, lo hago yo, ya que me siento muy perseguida acerca de la escena típica de películas; esa en la cual pides que te corten las puntas y terminas pelona.

Así que mi pelo no.

-Pero si solo será un retoque, tranquila no será mucho - toma el volante y el auto empieza a moverse - además, te va a encantar, Miguel Ángel es el mejor estilista de la ciudad.

Hago un mueca.

-¿Miguel Ángel? ¿Ese chico, que ahora que escucho, tiene un nombre más gay que la bandera arcoíris? - ríe - me niego, no quiero, menos con él y su nombre o qué sé yo.

Justo topamos en luz roja.

No soy homofóbica, pero creo que no quiero dejar mi cabello en manos de alguien que en realidad ame los cambios y seamos realistas; un chico y una peluquería no son buena combinación.

-Adre, es sólo un cambio... ni que fuera el fin del mundo, además todas siempre aman a Miguel, no sé por qué.

Niego una vez más.

-Con solo escuchar su nombre me imagino a un chico con voz de pito, pañuelo rosa en el cuello y gestos afeminados en sus manos. - gruño cruzándose de brazos. - Además, tú no vas a tener que cambiar nada, ya que supongo que estás perfecto ¿no?

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