Natalia siempre disfrutaba de una buena lectura pero una realmente buena desde hacia 10 años había comenzado a leer libros que no solo eran de princesas, magos y dragones. Cuando encontró un libro de reyes egipcios,después de leerlo quedó tan fascinada que le pidió a su madre que la llevase a la biblioteca mas cercana, y desde hace mas de 10 visita la que ahora se ha convertido en su librería favorita.
Cuando entra se da cuenta que cada centímetro del tapiz verde floreado ha sido sustituido por un tapiz que parece madera y han cambiado todo, ahora es que se da cuenta que las mesas de estudio han sido sustituidos por mesas pequeñas como si fuera un restaurante -como lo llaman ahora- vintage.
El señor Héctor le había comentado que iba a venderla pero nunca se imaginó que seria tan pronto apenas había venido dos semanas antes de navidad para comprar libros y ponerlos junto al árbol.
Hoy sería noche vieja por lo cual le traía un pequeño obsequio al viejo Héctor.
Quería pensar que no la vendió y que solo hizo esos cambios para atraer a mas gente aunque era la única en el barrio.
Cuando estaba por preguntar por el dueño con algunos de los tantos chicos que se encontraba cuando iba de visita, un carraspeo llamó su atención.
Al dirigir su vista a la persona que se encuentra a su derecha pero un poco atrás de ella se da cuenta que es un chico de no mas de 25 años y aunque es sumamente apuesto hay algo en el que lo hace ver dócil pero al mismo tiempo un poco altanero y que sabe lo que es, sabe que es muy atractivo.
-Buenos días, ¿te puedo ayudar en algo?
Se quedo en blanco porque el dueño nunca había querido tener empleados, el decía no necesitarlos.
-Trabajas aquí? -Mencionó con cierta confusión en su voz.
Una risa pequeña pero burlesca salio desde la garganta del chico. Natalia solo frunció el entrecejo y apretó sus manos alrededor de la pequeña caja de regalo.
-Claro que trabajo aquí pequeña, buscas un libro en especial -dijo regresando a un tono sumamente serio y un poco mas adecuado para dirigirse a su clientela.
La chica aún confundida por semejante cambio de humor dijo: -Estoy buscando al dueño.
Al instante se acerco un hombre alto, un poco mayor pero eso no le quitaba lo atractivo inmediatamente pensó >>Acaso ahora aquí están grabando una película de hombres atractivos o que?<<
-Dígame señorita en que le puedo ayudar. -Dijo con una amable sonrisa.
-Estoy buscando al dueño.
-Soy yo, Andrés Bravo -dijo extendiendole la mano a modo de saludo.
-Natalia Carmona -dijo respondiendo el saludo con firmeza
-Y bien señorita en que le puedo ayudar.
-Bueno estaba buscando al antiguo dueño al Sr. Héctor Herrera
-Lo lamento señorita pero mi amigo Héctor se ha mudado apenas hace 2 días a la frontera del país pero si gusta le puedo dar su teléfono. Es usted familiar o amiga?
-Solo soy una clienta que frecuentaba mucho este lugar pero nos hicimos muy buenos amigos.
-Mire este es su teléfono. -Dijo el ahora dueño mostrando una pequeña tarjeta azul
-Gracias pero preferiría mandarle esto por paqueteria a su nuevo hogar. -Sonrió agitando la pequeña caja con papel reciclado que ella misma había hecho.
-Oh claro, es ésta. -mencionó escribiendo al reverso de la tarjeta. -Y recuerde si el libro que busca no lo tenemos, se lo conseguimos. -Eso hizo que Natalia quisiera soltar una pequeña carcajada por el promocional.
-Si claro... Gracias -Dijo encaminandose en dirección a la pequeña puerta de hierro.
Al darse cuenta que estaba en la libreria recordó que tenia lecturas pendientes y una larga lista de libros por comprar.
-Ahora que lo recuerdo llevare un par de libros.
-Muy buena decision, pero tendrá que atenderte Federico.
-Bueno, está bien. Gracias
-Y bien, que libro buscas?.- Dijo el tal Federico
-Es de misterio se llama En el bosque de Eliza Wass.
-Por qué lo quieres?
-Perdona?
-Si como supiste de él o porqué lo conociste o te enteraste?
-Por la recomendación de mi booktuber favorito.
-Mira, aquí está dijo a punto de dárselo. -Oh espera no tan rápido.
-Ahora no me vas a dejar comprarlo?
-No, porque te lo voy a regalar
-¿Que? Claro que no, no tengo porque aceptarlo. -Dijo al borde de la cólera
-Anda yo se que lo quieres aceptar y mas si es gratis.
-De ninguna manera lo voy a aceptar
-Si te hace sentir mejor, opino que deberías pagarme con un café.
-Un café?, Explícate mejor que yo no te entiendo.
Aunque estaba considerando aun si el chico le pedía un Starbucks, no era nada comparando 60 pesos -casi 100- por un libro que bien le costaría mas de el doble
-Sí, vamos a tomar un café yo invito,solo necesito de alguien que me escuche... Por favor?
Nat, -como a veces le llamaba su abuela-lo estaba considerando seriamente. Aunque su madre siempre le decía que no debía de confiar en desconocidos era una oferta muy tentadora.
-Pero como vas a reponer este libro? -Aunque sonaba preocupada solo estaba buscando razones para que el chico se rindiera
-Eso no importa, solo acepta, si?
-Está bien pero quiero que tu jefe este enterado de esto para que después no haya malos entendidos.
ESTÁS LEYENDO
Un libro por un café.
Teen FictionUna Librería. Fue el lugar que decidió el destino para conocernos.