•My Precious Angel• JotaKak.

Capítulo único.

Aclaraciones: Un universo donde nuestra pareja principal tendrá sexo opuesto, (gender-bender).

Jotaro Kujo: Jouko Kujo.

Noriaki Kakyoin: Noriko Kakyoin.

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Para Jouko, uno de sus pasatiempos favoritos era salir con sus amigos, aunque nunca lo admitiera.

Las inmensas calles de Japón desprendían un olor a petricor, producto de la reciente lluvia que azotó a la ciudad Asiática, los zapatos de la chica resonaban en el frío y húmedo pavimento, haciendo eco constantemente.

Se acomodó el sombrero inquisitivamente para ocultarse un poco de las ligeras gotas que aún caían del cielo, elevando la mirada al letrero del lugar en donde sería la reunión con sus amigos; "La Nota Musical".

Era uno de sus lugares favoritos, en las mañanas era una común cafetería donde pasaba todos los días a beber algo caliente que le diera las energías necesarias para una estresante jornada escolar o simplemente a relajarse un poco, pero por las noches era un bar muy recurrente donde las relaciones clandestinas eran la cúspide de la atracción, sobretodo con las presentaciones de las mujeres que mostraban su "talento", por no decir vulgaridades inapropiadas.

Jouko empujó la puerta y se adentró, notando que a esas horas el lugar ya comenzaba a tener público.

Una voz llamó su atención, notando que se trataba de su idiota amigo francés, acompañado de su pareja.

Se acercó a la mesa correspondiente, ubicada casi al frente del escenario, sentandosé en compañía de sus amistades más cercanas.

-¡Jouko, viniste! Creí que nos dejarías plantados.-Sonrió Polnareff, tomando un vaso de cerveza.

-Es preferible estar con ustedes que ayudar a mamá con el jardín.-Admitió, retirandosé de su característica gorra con adornos dorados y pasando sus delgados falanges por sus ondulados cabellos.

-Es un halago.-Carcajeó Avdol.

-Jamás había venido aquí en las noches.-Declaró, y era típico, a ella no le gustaba salir a tan altas horas de la noche para reunirse en un lugar donde los ebrios se resguardaban.

El olor nauseabundo a la dichosa bebida alcoholica inundaba sus fosas nasales con fervor, hizo una mueca de evidente asco, suspirando profundamente.

-¿A quién se le ocurrió venir aquí?.-Preguntó, sabiendo quién fue el idiota que había sugerido aquel punto de encuentro.

Polnareff rió.

-Bueno...-Carraspeó.-En realidad sugerí aquí pensando en ti.-Sonrió, notando la confusión en su amiga.-¡Aquí se presentan mujeres realmente bellas, puedes conseguir novia aún con tu actitud apática!.-Exclamó, viendo como la pelinegra rodaba los ojos.

Era bien sabido que a la Kujo no le interesaban en absoluto aquellos idiotas que día tras día la cortejaban con regalos caros y según ellos llamativos, los cuales con seriedad y de manera grosera rechazaba, dando a entender que para ella las cosas materiales no eran de su interés, muchísimo menos los pretendientes que desgraciadamente la perseguían.

Además de que le atraía su mismo género.

Consciente del plan de Polnareff, bajó su gorra mientras pronunciaba un "yare yare daze".

¿En serio Polnareff pensaba que en un bar conseguiría el amor? Era un estúpido.

-Si encuentras a una linda chica aquí me debes una comida típica de mi querida Francia.-Guiñó un ojo, sonriente como de costumbre.