Un perdon molesto contra un muro que no vi

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Hacía mucho que no escribía aquí, he querido releer.
Y me he enfadado.
Me he enfadado por qué yo era muy estúpida, por qué estaba loca por unos ojos negros que creía albergaban galaxias, que lo único que contenían era una aboragine repelente que me repugna, que me resulta tan asquerosa que el solo hecho de sentir cerca a este contenedor de petróleo me causa un rechazo casi desproporcionado, es más, si yo pudiera borrarlo de el paisaje con el simple chasquido de mis dedos me creo completamente capaz de hacerlo si dudar.
Y es por eso que trato de ignorar su presencia, pero no puedo, el está hay, considerando sus estúpidos actos casi de manipulación como causa de risa. Y pena me da quién se encuentre en situación similar a la mi en anterioridad con un sujeto de parecida actitud.
Y me duele que la única manera de aprender haya sido el hecho de chocarme contra un muro del hormigón más grueso. Y que para dejarlo atrás haya pasado por una intensa represión de misma teniendo que centrarme en las pequeñas felicidades que la vida me daba.
Lo siento por los que herí en el camino a mi felicidad, por qué nadie debe pasarlo mal por la culpa de el ajeno.

Yo escribo, tu lees.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora