Capítulo 5. Come and save my life

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En aquellas dos semanas en las que había conocido al pelirrojo y acompañado a este a su casa; nunca tuvo la oportunidad de pasar aquellas dos puertas de roble con un precioso vitral. Le parecía un sueño como cuando la tía Kamila abrió la puerta para dar a conocer una lujosa sala que se dividía en tres partes; Pasillo con vista a la sala, sala y comedor.

La estancia tenía el aroma de madera combinado con el embriagador olor de Andrew que consistía en vainilla –igual que Katheryne- con canela y un toque de sofisticado. Dulce vainilla con canela sofisticada.

Aquella esencia era la favorita del azabache.

Cojeando, el basquetbolista no dudo en apoyar parte de su peso en el barandal de madera que tenía unos decorados con forma de olas del mar. Cuando fijo su mirada a la pared de color crema el aire se volvió denso y frío. El alma se le cayó.

En la pulcra pared uno de los abundantes cuadros de la que estaba decorada llamaba la atención de Steven. Este cuadro estaba decorado con una fotografía de estudio en donde una chica de no más catorce años que tenía un vestido rojo con decorados de rosas y hojas verdes cargaba a un niño menor que ella.

Los dos eran pelirrojos.

O eso era lo que se podía alcanzar a distinguir del agujero machado de hollín provocado por una quemadura justo en la cara de la pelirroja.

-¡Sabrina, ya llegamos! ¡Tenemos visitas!- Avisó en un tono de voz fuerte para luego darse vuelta para ver directamente a los dos jóvenes que la acompañaban.- Andrew puedes llevar a tu compañero a tu cuarto.

El ojiazul reacciono ilusionado ante lo que sugería la castaña pero Andrew no tardo en insinuar otra cosa.

-O podríamos quedarnos en la sala haci- El pelirrojo dejo de articular palabra alguna cuando su tía tomo el control de la conversación interrumpiéndolo.

-Insisto en que vaya a tu habitación Andrew.- Dijo firmemente la adulta.

***

Gigante.

Era la palabra indicada para describir la estancia de Andrew. El cuarto era más grande que el apartamento donde vivía el azabache.

Un juego de sillones color azul se ubicaba en frente de dos altos libreros de madera. Tan sólo eso ocupaba media parte de la dicha pieza. La otra mitad contenía sillones pof enfrente de una televisión de plasma muy  nueva y grande; en el centro de la mitad en donde se ubicaba la tele estaba situada una cama con una cabecera de madera y una colcha azul marino a un costado de esta se encontraba una puerta blanca de aluminio, el azabache se sorprendió al notar que esta no era de madera como las demás en la lujosa casa.

En el fondo de la alcoba se encontraba una puerta deslizable con un vitral que tenía un balcón con una mesita y dos sillas afuera.

Steven se encontraba acostado en la acolchonada y suave cama, aquella sensación del algodón contra su piel era tan reconfortante que sus músculos se relajaban arriba de esta. Aquella satisfacción que sentía era debido  a la ausencia de estas sensaciones al tener que dormir en un sillón de tres personas en donde los resortes amenazaban con salir del interior del mueble. Como era de esperarse el azabache no hizo mención de esto y sólo se quedó disfrutando de la comodidad de la cama ajena.

-Tu habitación esta algo grande.- Comentó el mayor mientras restregaba su cara en una de las almohadas.

-En realidad no es mía, es de mi primo. Pero el dejo Ravenbull hace cuatro años.-

-Yo tengo unos primos en Winsthern.-

-¡Wow Winsthern, que lujoso!- Sus palabras estaban adornadas con un toque de sarcasmo mientras alzaba las cejas con falsa sorpresa.

Out of my league (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora