10 de julio 2018

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Para ser honesta no me sentía nerviosa, asustada ni emocionada. Ya me había imaginado cómo sería este día durante mucho tiempo y no era nada parecido a lo que estaba pasando. Yo había imaginado que lloraría y que no sabría qué hacer de los nervios y emoción. Pero no llore ni un poco cuando me despedí.

Llevaba una tarjeta de mi mamá para poder entrar a la sala de espera VIP. Me metí y le di una pequeña explicación de porqué la tarjeta estaba al nombre de mi madre a la señora que trabajaba ahí.
-No te preocupes, está bien. Solo necesito que me des la tarjeta. - La mujer se veía tan amable. Saque la tarjeta y se la di. - Lo siento, te equivocaste de lugar, esa sala está en otro lado.
-¿En serio? Ohh perdón, ¿me podría decir cómo llegar?- estaba muriéndome de la vergüenza, ¿como no me pude fijar antes? La mujer me dio las instrucciones para llegar a la otra sala de espera. Ahí di la misma explicación que había dado anteriormente pero en esta ocasión me dieron una respuesta totalmente distinta.
-Lo siento pero la tarjeta que se usa debe de estar con el mismo nombre que está en el boleto de avión
-Mire, es que vengo sola y pues mi mamá me dio su tarjeta porque le preocupaba que como soy menor de edad y es la primera vez que viajo sola y... -pensé que la señora se compadecería de mi pero no fue así. Entonces salí de ahí.

Llame a mi mamá para decirle que como no me dejaron entrar me iba a comprar unas cosas para comer. Estaba caminando y se me hizo súper extraño que no sintiera que dentro de una hora me subiría a un avión, de hecho sentía como si estuviera caminando en un centro comercial y que pronto me encontraría con mis papás. Cuando estaba pidiendo mi Starbucks me puse nerviosa, no porque fuera a viajar, sino porque era la primera vez que yo me compraba un Starbucks sola. Así que cuando el muchacho me pidió mi nombre para ponerlo en mi vaso, estuve a punto de decirle mi nombre completo y que era una estudiante de intercambio que iba para Brasil. Salí de ahí y me acerqué a la puerta de abordaje para no arriesgarme y perder el vuelo.

Después de un rato de espera me subí al avión, donde solo conseguí dormir 45 minutos de dos horas. Cuando llegue a Estados Unidos solo seguía a las personas que yo oía que decían que habían hecho escala. Pase las cuatro horas andando por todo el aeropuerto en busca de donas, lo cual nunca encontré.

Cuando me pidieron el boleto y lo pasaron por el scanner, en lugar de que la luz se pusiera en verde, ésta se puso en rojo. Por mi cabeza pasaron miles de pensamientos como que no podría subir al avión o que tenía un problema para abordar, pero solo me habían cambiado el asiento. Trate de dormir pero no conseguía acomodarme de ninguna manera, y cuando al fin lo estaba logrando llegó la azafata con mi cena,la cual resultó ser muy desagradable para mi. Durante mi segundo intento por dormir llegaron ofreciendome nieve. Debido a que soy una persona demasiado activa, no conseguía quedarme quieta en mi asiento.
No sentía que estuviera en un avión, y mucho menos en un viaje que cambiaría mi vida.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2018 ⏰

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