"...No puedo dormir..." murmuró Tony, recostado en su cama, mirando fijamente la pared.Eran las 3:50 de la madrugada y el científico se encontraba en un estado neutral. Su sueño se había perdido, desde hace tiempo atrás.
Hacia seis meses que desde la torre Stark, edificio que orgullosamente portaba su apellido, casi ocurría el apocalipsis que exitingiría a la humanidad.
Le agradeció rotundamente a Dios (Si es que existía) por no haber estado sólo en esa pelea. Con sólo imaginarse peleando contra todos los alienígenas, le daban tremendos escalofríos.
"Ya no tienes que preocuparte por eso, ya pasó" se decía siempre. Pero no podía estar ni un poco tranquilo, pues, siempre podía volver a ocurrir. Y el no estaba preparado.
No tenia caso seguir acostado en su cama y tenia mucho trabajo por hacer, así que, decidido, bajo hasta su cocina para preparase una taza de café e intentar comenzar bien el día.
El colocar las cucharadas de azúcar, el café molido y el agua en su cafetera lo mantenía distraído de sus pensamientos lo suficiente, pero, tendría que esperar hasta que este hirviera.
Por el momento se sentaría en una silla, reposando su cabeza entre sus manos, sumergiéndose en sus pensamientos.
¿La temperatura siempre había sido tan baja? Se sentía enfermo, tan agotado, física como mentalmente, su ansiedad provocaba, como consiguiente, un estrés de todos los tipos y que sus defensas bajaran, de hecho, casi todos los días se reprochaba su patético estado ¿como un superheroe como el podía lucir así?, puede que sea un simple mortal, pero era fuerte, podría con eso, solo, porque era IronMan, solo era cuestión de tiempo para que se reponiera, para su gusto se subestimaba demasiado.
-...¿Despierto tan noche?...- comentó un hombre a sus espaldas agarrándolo desprevenido, lo que provocó que Tony diera un respingo. Rápidamente se incorporo en su asiento.
-...No puedo dormir...-comentó este resignado mientras pasaba una mano por su cuello, agotado -. ¿Y usted que me dice, Capitán?
-¿Yo?... madrugo... eran las tres de la mañana, así que suelo salir acorrer una hora, pero me quede dormido.
Tony observo el atuendo que el otro llevaba y confirmo que iba salir, pues era deportivo, algo en su interior pedía a gritos que no le dejara solo, que no le abandonara...
-... Wow, tan soberbio como siempre, Capitán...- dijo el científico con cinismo.
-...Tan arrogante como siempre, Stark...- alegó este.
Steve se acercó hasta la mesa, quedando de frente con Tony y movió la silla hacia atrás para sentarse. Algo tenía Stark.
Observo el estado de su acompañante, ese aspecto que daba a denotar sus grandes y oscurecidas ojeras, su barba de varios días y una mirada que detrás de ese peculiar color ámbar tenia una sobrecargada de algo que mezclaba tristeza, pesadez, angustia, y otros horribles sentimientos, resguardados muy dentro de aquel hombre.
Steve de repente sintió la enorme necesidad de ayudarlo, no podía dejarlo así, además le debía mucho, pues le permitió quedarse en su mansion "el tiempo que necesitára" mientras remodelaban su apartamento, que por una parte agradecía, pues le permitía pasar mas tiempo con el susodicho. El estar con el se sentía extrañamente agradable. No se lo explicaba.
-...Y ¿que es lo que no te deja descansar?- comentó Rogers intentando sonar lo más casual posible.
El científico quedó pasmado ante la pregunta. Obviamente no se lo podía contar, si no, su orgullo como hombre caería ante todos. No podía decirle que lo de hace seis meses lo traumó hasta el punto de tener frecuentes ataques de ansiedad acompañados de severos dolores por todo el cuerpo y que lo único que lo mantenía en pie era el hecho de ser el héroe de todos, que muchos lo admiraran por su valentía y resistencia, gran resistencia, no podía.