El inicio del final

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Dos cuerpos se movían al son de las notas que salían del piano, ahí, en medio de la sala del suelo de cristal donde todo empezó, rodeados de amigos en común. Con una mano en la curva de su cintura y la otra apenas rozando sus dedos. Sus labios pegados a la superficie de su oreja. Hasta podía parecer que habían ensayado ese momento y no que fue improvisado, nacido de las miradas fugaces que se daban y las cenizas aún ardientes de lo que alguna vez crearon.

Aceptó bailar con él por cortesía, pero como se arrepentia de no haber volteado su mirada cuando este le extendió su mano. Así, no estaría sintiendo como su piel se ponía chinita cada vez que su aliento chocaba en su mejilla. Ni pensaría que su reputación, tan bien cuidada que estaba, se mancharia por estar bailando de esa manera con alguien, que ella bien sabía, ya era de otra mujer. Aunque había sido suyo mucho antes.

Sin embargo, era como si un imán la pegara a él. Su cuerpo buscaba su cercanía.

"Solo dilo"

Sus palabras resonaron como tambores en todo su cuerpo.

"Juro que la dejo en este mismo momento si solamente dices que me tomaras de regreso."

Las últimas notas se desvanecieron en el aire y ella se despegó, aunque solo lo suficiente para poder mirarlo a los ojos.

Esos ojos que tantos suspiros le robaron, esos ojos a los que les vio brotar las lágrimas, esos ojos en los que presenció como el amor se desvaneció, esos ojos que ahora la miraban con nostalgia y cariño, con deseos de volver a sentir lo que un día sintieron.

Pero ella ya no podía volver a eso, tantas cosas habían cambiado, ella había cambiado. Y por más que su alma le rogara que no, se alejó. Dejándolo de nuevo con el corazón endurecido, ahí, en medio de la sala del suelo de cristal en la que todo comenzó. Y en la que, ahora, todo había terminado.

El reencuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora