Me despierta el timbre. Cojo mi móvil para ver qué hora es, las doce de la tarde, bastante tarde, una persona normal estaría ya desierta. Me levanto mientras que pienso quien puede ser. Estoy en pijamas, el cual consistía en: unos pantalones cortos y una camisa simple de tiros, antes de abrir la puerta me miro rapídamente en el espejo para peinarme un poco mi desordenado pelo. La verdad es que no estaba para nada presentable, pero prefería abrir así la puerta antes que hacer esperar más tiempo a quien había tocado el timbre. Bajo las escaleras y abro la puerta.
- ¡Chiiiibiii-chaaan! - Era Nagisa, mi mejor amigo, en el que podía confiar para cualquier cosa y estaba siempre cuando lo necesitaba. Lo conocí ya hace bastante tiempo. El rubio se tiro encima mía para abrazarme, le correspondí el abrazo.- ¿No te has vestido todavía?- me dijo apenado.
- ¿Qué ?- le respondí confusa.
- ¿Te acabas de levantar Chibi-chan? - dijo asombrado mirándome de arriba a bajo.
- Si...- dije avergonzada.
- ¿Entonces no habrás visto mi mensaje verdad?
- Mmm no... - dije más confusa todavía.
- ESPERA, ¿¡ TE DESPERTÉ YO CHIBI-CHAN?! - dijo algo alterado.
- Si, pero- no pude terminar la frase ya que Nagisa se adelantó y me dio un dulce beso en la mejilla.- Lo siento Chibi-chan.- se disculpó.
- Ohhh Nagisa, no te disculpes, al revés me hiciste un favor.- reímos los dos.- Bueno y dime ¿qué decía el mensaje?- le pregunté.
- Pues el mensaje decía, que te preparases que a las doce estaba en tu casa para recogerte porque te quería llevar a un sitio.- Me explicó Nagisa sonrojado.
- Aiiii, ¡Qué ilusión! - dije mientras lo abrazaba. - Pasa si quieres- le invité.- Ponte cómodo, que voy a subir a prepararme.
- Gracias, Chibi-chan - dijo con una dulce sonrisa.
Subí rápidamente a mi cuarto, no sabía por qué pero estaba bastante ilusionada por saber a dónde me iba a llevar Nagisa. Abrí mi armario, no sabía que ponerme. Al final decidí ponerme algo sencillo. Cojí unos shorts baqueros, una sudadera y unas zapatillas de deporte, como no hacía mucho calor y tenía las piernas descubiertas cojí unos calcetines que me llegaban hasta las rodillas. Me duché, cuando salí de la ducha me puse una toalla por encima y me dirigí hacia mi cuarto, me vestí y nuevamente volví hacía el cuarto de baño para secarme mi melena rubia. Cuando terminé me apresuré a bajar para irme con Nagisa.
Mientras que bajaba las escaleras veía como Nagisa se acercaba y se quedaba esperando en el final de las escaleras con su dulce sonrisa de siempre. Me tropiezo. Y me caigo por las escaleras, lo único que conseguí escuchar fue " Cuidado Chibiii-chaan" Cuando me doy cuenta estoy encima de Nagisa con mi cabeza apoyada en su pecho y mis manos sobre sus hombros. Levanto un poco la cabeza, para poderle ver la cara a Nagisa. Noto como mis mejillas me arden.
- ¿Estás bien Chibi-chan? - me dijo mientras me colocaba detrás de la oreja un mechón de pelo que caía por mi cara.
- Si, si estoy bien, gracias a ti... - dije mirando hacia abajo.
- Bien entonces - dijo mientras que me daba un corto y suave beso en la nariz. - me sonrojé.
Nos levantamos los dos y nos dispusimos a irnos a dónde Nagisa me quería llevar. Salimos de mi casa.
- Chibi-chan, el camino es un poco largo, ¿no te importará verdad? - me dice frunciendo el ceño.
- Claro que no Nagisa-chan ¿por qué me iba a importar? En todo caso a quien le importa es a ti ¿no? - dije alzando una ceja.
- Si es cierto, pero hoy es distinto...- dijo mirando al suelo.
- ¿Distinto? ¿Por qué?- dije confusa.
- Pues porque estoy contigo Chibi-chan... - me explicó sonrojado. Le dediqué una amplia sonrisa.
Despúes de una larga conversación sobre que ruido hacían los pingüinos y de cómo caminaban los pingüinos, llegamos a una esquinita, en la que Nagisa me paró y me puso un pañuelito en los ojos, para que no pudiese ver a dónde íbamos. Me cogió de la cintura y me guiaba, para que no me chocase.
- ¡Llegamos! - exclamó Nagisa al mismo tiempo que me quitaba el pañuelo de los ojos.
Parpadeo un par de veces para poder ver mejor. Me había llevado al gran almendro donde solíamos ir cuando teníamos nueve años. Dónde nos hicimos "novios" de pequeñitos, obviamente fue una tontería de una semana.
*FLASHBACK*
Estábamos sentados debajo de un hermoso y gran almendro, era primavera y soplaba una pequeña brisa que hacía que algunas hojas del árbol cayeran, con lo cual el suelo estába lleno de flores del almendro, Nagisa y yo estábamos sentados debajo de el precioso árbol, nos gustaba sentarnos allí debajo y hablar. Jugábamos con las hermosas flores que caían en el césped y nos reíamos si nos caían en la cabeza.
- Sabes Chibi-chan, nosotros deberíamos ser novios. - dijo Nagisa con una dulce sonrisa en la cara.
- Me parece bien, Nagisa-chan. - le dije devolviédole la sonrisa.
- Entonces.. ¿somos novios? - me pregunta Nagisa. - Creo que si ¿no? - le contesto.
- Yo no se como funciona esto, ¿tu sabes Chibi? - me pregunta Nagisa.
- Mmm no, ¿hay que darse besos y abrazos y cosas de esas no? - dije mirando al frente.
- ¿Así? - preguntó Nagisa mientras me depositaba un beso en mi mejilla.
- Si así - dije sonriéndole, Nagisa me devolvió la sonrisa.
* FIN FLASHBACK*
- ¿Te acuerdas, Chibi-chan? - me dijo Nagisa sonrojado mirándose el zapato.
- ¡Claro que me acuerdo! ¡Cómo me iba a olvidar de este sitio! ¡Hacía tanto que no venía Nagisa! - dije mientras lo abraza, estaba realmente feliz.
- Me alegro que estés contenta Chibi- chan. - me dijo apretando su cuerpo más fuerte contra el mio. - Vamos a sentarnos. Acto seguidos nos sentamos debajo del almendro. Apollé mi cabeza en el hombro de Nagisa.
- Chibi-chan... - me dijo tranquilamente.
-Mmhuum - cotesté sin mirarlo.
- Te acuerdas lo que pasó la última vez que vinimos a esta árbol.- ésta vez si lo miré.
- Si, me acuerdo, claro que me acuerdo. - le dije con una leve sonrisa.
- Pues creo que lo hacíamos mal... - me dijo con una dulce mirada.
- Claro que lo hacíamos mal, teníamos nueve años Nagisa-chan. - reí.
- Creo que devería ser algo así...- dijo mientras que se acercaba a mi y juntaba sus labios con los mios, un beso, suave, tranquilo y cariñoso.
- ¿Te gustó Chibi-chan? - dijo Nagisa tímido y sonrojado.
Nos volvimos a besar, pero esta vez la que le besó fui yo.
- Eso es un ¿si? - me dijo Nagisa sonriendo.
- Si. - le contesté sonriendo como nunca antes había sonreído.
- Me alegro. - me dijo abrazándome.
Nagisa se acomodó y se acostó sobre las flores caídas del almendro. Dió dos palmaditas en la hierba al lado de él para que me contestase a su lado. Me acosté y apoyé mi cabeza sobre su pecho. Al rato Nagisa empezó a hablar.
- Tu... ¿Tu me quieres Chibi-chan? - dijo con la voz algo temblorosa.
- Claro que te quiero Nagisa-chan- dije mirándolo a los ojos.
- ¿Lo prometes? - dijo sonriendo.
- Lo prometo.- le respondí besándole.