La Dictadura.

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Querido lector, deseo que disfrutes de esta lectura tanto como yo he disfrutado escribirla, quiero decir de antemano gracias por darte el tiempo de leer mi proyecto, he pensado en hacer "La Dictadura" una novela larga, también he tenido el pensamiento de alargar el proyecto, con esto comunico que si me trabajo consigue un éxito crearé otras dos novelas sobre el mismo contexto.

También menciono que el diseño del protagonista en esta historia no es originalmente mío, pero lo demás nace de mi imaginación. Aquí dejaré el link de la imagen:

http://www.zerochan.net/1691905

Atentamente: Ren.

Prólogo

En la actual sociedad los humanos habitantes de ella sobrevivían con la venda puesta, sus ojos no eran capaz de presenciar el tormento de unos pequeños que eran obligados a luchar en nombre de aquellos salvadores que conformaban el gobierno, la ciudad en aquellos días estaba en su máximo resplandor gracias a aquellos pequeños cuales mentes quedaron quebrantadas a causa de la crueldad con las que se les manejaba, y en unos minutos los próximos desafortunados traspasarían aquellos muros de concreto.

No tenía más de 5 años en ese entonces, bastó con un guardia con musculos definidos, un uniforme desagradablemente ajustado que consistía de unos pantalones negros, unas botas cortas de piel de una desafortunada víbora sin olvidar una camisa del mismo color oscuro del pantalón. Sus ojos se ocultaban tras unos lentes oscuros y el hombre recién se había depilado la barba ya que algúnos de sus pelos empezaban a renacer. Cuando vi entrar al hombre en mi hogar me eché a correr asustado, subí con rapidez las escaleras hacia la segunda planta y me encerré en el baño, sólo pude escuchar gritos desgarradores tanto como de hombres y mujeres. Rompí en llanto en plenos hechos.

-¿Por qué esto está sucediendo?-murmuré sentándome en el suelo colocando ambas manos en mi joven rostro ocultándome, un hilo de mucina empezó a provener de mi fosa nazal derecha, cuando pensé que todo había finalizado empecé a escuchar unas fuertes pisadas las cuales por cada segundo que transcurría aumentaban el sonido que producían, con ello mi pánico. El señor empezó a azotar desesperadamente varias puertas de mi hogar con intención de quebrarlas o tumbarlas para hayar mi paradero, después de unos pocos minutos había encontrado la puerta indicada, ya no podía correr.

-¡Maldito mocoso!-repitió una variedad de veces con su imponente voz, era tan gruesa que me causaba escalofríos. Finalmente tumbó la puerta y con rapidez alejé mis manos de mi rostro. Aquel maldito sonrío retorcidamente y me cogió del brazo izquierdo para empezar a arrastrarme fuera del baño, sus gruesas y frías manos extrangulaban mi pequeño brazo como si deseasen separarlo de mi con fuerza bruta. Empecé a gritar adolorido y aterrado hasta que consiguió sacarme del baño, observé mi destruida vivienda mientras era arrastrado, en aquel instante mordí su brazo derecho, era jodidamente peludo y me sentí asqueado. No le hice ni cosquillas al parecer pero conseguí despertar su furia, me lanzó como un proyectil hacia abajo en plenas escaleras para empezar a patearme manipulándome como un balón de fútbol con escases de aire. Al poco tiempo vomité mi propia sangre, los gritos sólo aumentaban y al parecer ese bastardo disfrutaba de ello.

En el terminar de las escaleras no podía moverme, levanté mi mirada para observar el peor deseo de cualquier pequeño: su familia muerta, habían sido aniquilados sin piedan alguna. El hombre me tomó de mi manchada camisa azul para cargarme como un perro maloliente fuera de mi hogar. Al salir los cálidos rayos del Sol alumbraron el ambiente, era un día extraordinario, perfecto para salir a jugar. Pero no llenó ni un poco el vacío que sentía dentro de mi, ese maldito abrió las puertas de una camioneta y me lanzó hacia su interior, en vez de transportar niños parecía transportar presos. Al cerrar la puerta la mayor parte de la luz se extinguió y un frío enorme me atrapó, me acomodé unos momentos en el metálico suelo abrazándome a mi mismo; miré unos momentos a los pequeños que lloraban desconsoladamente, algunos murmuraban la palabra "madre" o "padre" repetidamente, incluso algunos ambas palabras juntas.

Acerqué mis sucias manos hacia mis ojos para tallarlos, estos estaban totalmente rojos por las lágrimas que solté, sequé los residuos de líquido que se encontraban en mi rostro y el escurrimiento nasal se detuvo, también lo limpié con mis manos. Los llantos y el frío causaron un estremecimiento en mi cuerpo, realmente parecía una cadena. Empezaba uno, seguía otro, otro, otro... Volví a abrazarme a mi mismo para frotar mis palmas contra mis pequeños brazosen un intento nulo de darme calor a mi mismo, volví a echar una mirada hacia mis acompañantes observando que no hubo excepción de género ni de edad.

-"¿Qué quieren de nosotros?"-pensé acomodándome en la helada pared dejando que el tiempo transcurriese mientras el maldito que me arruinó la vida y otros más arrancaban la camioneta para empezar a dirigirse con nosotros al peor lugar donde alguien pudisese caer. Segundos eran minutos, los minutos horas, las horas días... Hasta que finalmente llegamos. Los señores de detuvieron en medio que lo que podría decirse era una prisión para infantes inocentes, al abrir las puertas del vehículo se abieron fueron sacándonos uno a uno con rudeza. Empezaron a salir hombres para escoltar pequeños, no entendí por qué tanta precaución con unos críos hasta que llegó mi turno, el maldito que asesinó a mi familia se me fue asignado.

-Más vale que no traigas problemas crío de mierda-no era palabras muy alentadoras, me quedé en silencio dando unos leves pasos hacia donde él me dirigía. En medio camino un suceso extraño sucedió en mi, mis azules ojos se tornaron brillantes, una pequeña lágrima cayó de mi ojo izquierdo hasta el terminar de mi mejilla, aquel trayecto se tornó completamente azul, un azul fousforecente. Unos pequeños códigos numéricos empezaron a nacer de mis corneas, en ese momento el hombre sintió una fuerte descarga, esta aumentaba y aumentaba.

-El que no me debe traer problemas eres tú-seguí caminando mientras el hombre recibía unas fuertes descargar, al llegar a mi destino los códigos desaparecieron al igual que las descargar, el hombre quedó severamente mal herido por mi culpa, cayó al suelo inconsciente y seguí mi camino. Me encontraba en lo que pareciese ser un gran auditorio, estaba tremendamente bien decorado e inclusive algunos pequeños olvidaron sus desgracias al ver semejante decoración, ese truco barato no funcionó en mi. Después de unos segundos me acerqué a una silla disponible para sentarme, ya nada podía empeorar. Pensar aquello se convirtió en mi más grande error.

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⏰ Última actualización: Jul 31, 2014 ⏰

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