Oscuridad

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Cada persona tenía su propia oscuridad, un ser que se aparecía de la nada a mortificarte la existencia cuándo podrías estar en la cúspide de la felicidad.

Un ser que estaba en tu cabeza, pero lo sentías cerca acechándote, dándote una maléfica sonrisa mientras susurraba en tu oído lo poco que valías.

La oscuridad de Kirishima tenía nombre y apellido. Tenía una imagen tan conocida para él que podía verla en fotos anteriores.

La oscuridad de Eijirou tenía el cabello tan oscuro como un abismo que quería embullirte y ojos rojos como rubíes. Dientes afilados como tiburón que solo hacía ver más tétrica su sonrisa.

Una sonrisa triste, llena de dolor, una sonrisa que tenía meses que no veía.

Su oscuridad tenía nombre, el suyo, pero con la palabra pasado escrita en su frente. Pero era un pasado diferente. No era el pelinegro dispuesto, luego de observar el video de Crimson Riot, a entrenar y fortalecerse para ser un héroe.

Ese pasado era un poco más delgado, sumido en la tristeza de ser tan simplón y no poder convertirse en héroe.

Ese chico era el que había perdido toda esperanza de cumplir su sueño. El que temblaba mientras un enorme sujeto amenazaba a unas chicas y una muchacha rosada se lanzaba al rescate como cual heroína.

Y a veces sentía que se ahogaba, pues aquella oscuridad aparecía en momentos cruciales para hacerle ver a Kirishima lo poca cosa que era.

Él podía sentir cómo las manos delgadas le apretaban la garganta con fuerza, como sus ojos rojos podían decirle lo poco que valía, lo poco que servía, lo fracasado que era.

Era una sombra sobre su cuerpo, su piel era fría como el hielo y sus lágrimas le caían en la cara... a veces le costaba darse cuenta que eran sus propias lágrimas saliendo de sus ojos. Y trataba de regular su respiración para volver a salir de su habitación y colocar su magnífica y brillante sonrisa para hacer sentir mejor a los demás.

La oscuridad permanecía ahí, cerca de él, pero con una prudente distancia y no sería fácil que se fuera. Sin embargo, Kirishima notaba que se estremecía, que se alejaba aún más cuando estaba cerca de sus amigos. Cuando Mina le abrazaba con emoción; cuando Bakugo le gruñía, pero luego le daba una pequeña sonrisa; cuando Kaminari y Sero le invitaban a jugar.

Cuando entrenaba para ser más fuerte, cuando se lanzaba al peligro...

Kirishima podía verla, la oscuridad de su corazón desaparecía, pero él sabía que volvería a aparecer... solo tenía que confiar en sí mismo y volver a echarla para atrás.

Kirishima había aprendido a ver su oscuridad no como un recordatorio de lo fracasado que fue, a que lo ahogara con llantos y palabras de desaliento.

Eijirou había aprendido a ver a su oscuridad como un aprendizaje, como a darse cuenta que había superado esa etapa y ahora se estaba formando para convertirse en un héroe.

No como Crimson Riot, sino como él mismo: Red Riot.

El héroe irrompible que no dudaba a pesar de morirse del miedo.

Oh, que bien sonaba.


Nota: Definitivamente tenía esto en mente hace mucho. La historia de Kiri me gusta muchísimo, creo que ahora, después de haberme puesto al día hace mucho con el manga, es que me estoy obsesionado con Kiri. Es que ese niño es hermoso.

Esto definitivamente me ha gustado mucho escribir y sí, hay un pequeño Kiribaku implícito... pero es que lo amo XD

Espero que les haya gustado :")

Agradezco de antemano sus votos y reviews.

Los amo T____T

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