Lunes, otra vez lunes. Lo que significaba aguantar de cuatro a seis horas con quince imbéciles a mi alrededor. Preferiría estar seis horas recibiendo puñaladas antes que estar con los chicos bully. Aunque, recibir puñaladas era lo mismo, sólo que el daño producido era físico y no psicológico como el que ellos me producían.
»¡Despierta ya, mocosa!« Las tiernas palabras de mi hermano retumbaban en mi habitación, obligándome a salir de la cama. Hice la rutina diaria, fui directo al baño e hice lo necesario, y con necesario me refería exclusivamente a mis necesidades (las cuales no pienso nombrar, ni dar detalles de ellas), cepillarme los dientes y peinarme. No considero importante maquillarme, que estoy bien sin ninguna máscara que cubra mi rostro, si hubiese querido convertirme en payaso les hubiese pedido clase a las guarras con las que comparto el salón. Bajé, desayuné y partí directo a la escuela.
Llevaba caminando dos cuadras cuando mi única y mejor amiga se unió a mi, saludándome como siempre.
- ¡Buenos días enana!
- Llevamos años de conocernos y sigues diciéndome enana, sólo mides seis centímetros más que yo. Y, buenos días. -musité mientras una sonora carcajada salía de mis labios, ella era la única persona que conocía mi risa, al igual que a mi sonrisa, claro.
Pasó todo el camino comentándome cosas, desde que su mejor amigo no le prestaba atención hasta que se había encontrado a su hermano de diez años besando al espejo, luego me mostró un video grabándolo mientras lo hacía. Al terminar el video, ella seguía con su teléfono extendido hacia mi sin darse cuenta de que el video había acabado. Estaba a punto de recomendarle que guardase su celular, pero en la barra de notificaciones apareció "Michael Johnson: Adoro fakeland." Me llamó bastante la atención, pero preferí no decir nada, ni cambiar mi expresión. Sólo sonreí y le avisé de que había terminado el video. Continuamos caminando en dirección a la escuela hasta llegar a ella e irnos cada una por nuestros caminos. Ambas teníamos 15, pero ella estaba en otro curso. Al entrar al salón, los alumnos estábamos solos, no había ninguna autoridad. Minutos después nos notificaron de que el profesor no iba a estar presente por no sé qué, era lo único que me interesaba.
Genial. ¿Qué iba a hacer yo durante ochenta minutos? Decidí levantar mis cosas e irme al final del salón, sentándome totalmente aislada de los demás.
Escuché a unas chicas hablando cerca de mi.
-Luke Hemmings es taaan guapo, y ni hablar de sus ojos.
-¿Has visto los hoyuelos de Ash? Joder, que sexy.
- El cabello de Michael supera a las características de los demás, ilusas.
Y empezaron a reír. Zorras de mierda, siempre pensando en hombres. Casi empecé a reírme por lo que pasaba por mi mente, las zorras siendo rechazadas por el chico del que hace unos años se burlaban y ahora es un sex symbol. Eso sí que fue una comedia. Luego caí en que había mencionado el nombre Michael, y se me vino a la cabeza nuevamente el mensaje que le había llegado a mi amiga por la mañana a mi amiga de ese tal Michael Johnson.
Era raro porque; aquél nombre no era latino, sino que era inglés. Pero en realidad lo que más llamo mi atención fue esa palabra que yo no conocía, ni aparecía en mi diccionario (sí, había estado cinco minutos de mi tiempo libre buscando en el diccionario esa palabra). ¿Qué significaba Fakeland? ¿Mundo falso? Tenía esa duda, la palabra rondaba por mi cabeza todo el tiempo. Quería preguntarle a mi amiga quién era ese tal Michael y qué demonios era Fakeland. Estaba decidida, apenas la viese, iba a preguntárselo.
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Fakeland.
Teen FictionFakeland. Una simple palabra que significa tanto. ¿Qué pasaría si descubres un nuevo mundo? ¿Uno paralelo al que habitas diariamente? Fakeland brinda exactamente eso, nuevas personas, espléndidas sonrisas que en tu pasado no existían, amigos que a...