1. Todo comenzó cuando...

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Uno: Pelea de fieras

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Uno: Pelea de fieras. 

Todo comenzó cuando la maestra Ramírez decidió no agregar una décima a mi promedio de Química.

¿Qué puedo decirles sobre ella? Esa amargada mujer de la tercera edad definitivamente tenía algo en contra de las personas que querían conservar su beca en el campus. Claramente, estaba en contra de mí y de otras pobres almas martirizadas por su poca tolerancia.

Quién sabe qué cosa fue lo que en realidad me motivó a enfrentarla esa tarde. Pero lo hice. Así, muy de repente, se me dio por convertirme en la Robin Hood de los becados y defenderlos de las salvajes garras de la bruja de química. Lo cual, por supuesto, provocó que yo y todo discurso revolucionario termináramos en detención.

Fue de esa manera como llegué a estar más de tres horas sentada en la última hilera del salón de suspendidos, con un maestro que se dormía de vez en cuando y apenas con un ojo abierto vigilaba que nadie usara celulares, cámaras o cualquier cosa que pudiera distraernos de ser buenos alumnos.

Para entonces, todos los demás ya habían cumplido su horario en detención y yo era la última alumna a la que todavía le faltaba un poco más de media hora para ser libre. Recuerdo que estaba aprovechando ese tiempo para terminar una tarea de algebra que parecía imposible.

Y recuerdo también que lo siguiente que pasó cambió por completo el ritmo de mi vida.

Dos toques a la puerta se hicieron escuchar antes de que esta fuese abierta por alguien. Al otro lado apareció Kate, la joven maestra de gimnasia por la que la mayoría de chicos estaba babeando últimamente. Pero no iba sola, por supuesto que no.

—Profesor Andrew—dijo, con un semblante de fastidio. Como si su carita de Barbie de porcelana estuviera a punto de estallar—, he traído a tres alumnas de la clase de gimnasia. Ninguna de ellas puede dejar detención hasta que sus padres estén al tanto del incidente ¿está bien?—. Decretó y no parecía haber índice alguno de que estuviera bromeando.

—De acuerdo—aceptó el maestro Andrew, algo consternado—. Uhmm, dame sus nombres, apellidos y... ¿de qué incidente estamos hablando?

—Una pelea—Kate estaba en el punto máximo de la indignación posible en un ser humano. Y hasta ese punto, mi curiosidad ya empezaba a preguntarse por qué—. Una pelea en mi clase de gimnasia para chicas ¿se puede imaginar? jamás me había pasado esto en ninguna otra institución. Menos viniendo de tres jovencitas tan hermosas.

El maestro Andrew solo se dedicó a escribir el aparente problema en su laptop, como si fuera un doctor a punto de diagnosticar un problema. Ni siquiera sé por qué lo hizo, o a quien le estaba enviando esa información, pero parecía ser algo trascendental.

—Con que una pelea de mujeres ¿eh?, no me gustaría haber estado ahí para verlo...—musitó por lo bajo, mientras negaba con la cabeza y seguía tecleando—, ¿Y se puede saber qué fue lo que las hizo enfrentarlas?

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2018 ⏰

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