❥ Órdenes son órdenes.

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Sintió un fuerte empujón en su pecho que lo hizo caer sin nada de cuidado en el mullido colchón de la habitación. Al instante un cuerpo se afianzó encima de sí, obstruyendo cualquier intento de escape que pasase por su mente en ese momento.

— ¿Q–Qué. . . ? — Un cuchillo clavándose cerca de su cuello fue lo único que obtuvo como respuesta. Inconscientemente tragó saliva nervioso.

— Yo te respetaba, chico. . . — Yut estaba curioso por las palabras recientes, alzó la vista ligeramente nervioso hasta el pelimorado, quién lo veía furioso. — Mi familia me repetía todo el tiempo que nada en esa ciudad se movía sin la influencia de los Lee, escuchaba todo el tiempo rumores sobre ellos, y ahora puedo comprobar que son ciertos, pero. . . — El mayor hizo una pequeña pausa, sintiendo sus ojos acuosos, los cuales minutos atrás había sido despojados de sus lentes. — ¡Ustedes son igual o peor que Golzine!

Una pequeña gota de las mismas lágrimas cayó sobre la mejilla del pelinegro, al instante en que fue liberado del agarre escuchó la puerta ser cerrada bruscamente por Shorter, probablemente la misma se había roto del impacto.

Después de unos segundos meditando en la misma posición lo que había sucedido, decidió alzar su espalda a modo de quedar sentado en la cama, viendo hacia un punto fijo, mientras que unos mechones de su cabello se desprendían gracias a la navaja enterrada en las sábanas, al parecer la cuchilla había atrapado algo más que la tela.

Yut suspiró y tomó su teléfono móvil entre una de sus manos, leyendo con rapidez el último mensaje que había sido enviado a su correo electrónico.

« Ven ahora mismo, inútil »

Nada menos que un mensaje de su tonto hermano mayor, agh, como lo odiaba.

— ¿Y ahora que quiere éste idiota? —

Tendría que movilizarse hasta el punto de encuentro y debía ser cauteloso sí no quería ser descubierto por Lynx.

                                      { ¡! }

— ¿Y me hiciste venir de manera urgente para decirme cosas que ya sé? — Indagó el hijo menor de los Lee, al estar sentado de espaldas a su hermano mayor, quien estaba apoyado en el espaldar del sillón, observando a su pequeño medio hermano como un lobo que vigila a su pequeña presa indefensa.

El castaño movió su vaso de cristal hasta hacer que el hielo chocase entre las paredes internas del mismo.
Mientras el acto se realizaba no pudo más que reír y alzar la copa hasta la altura de su hombro, Lung se removió incómodo en su asiento, esperaba una respuesta clara del por qué se le había llamado a esas horas de la noche, en el apartamento solitario de su "jefe", pero desde que ingresó lo tenía en la incertidumbre.

— Wong está bajo tus órdenes, se supone. — Comentó lo obvio, tomando entre su diestra un mechón de cabello disparejo en la melena contraria. — Te cortaron muy mal el cabello, por cierto.

— Tsk. . . — Musitó por lo bajo Yut, poniéndose de pie para evitar el tacto de su hermano paterno. — Ese inútil me guiará hasta lo que has estado buscando, lo que Golzine más anhela en esta vida.

El de mayor edad pareció pensarlo, pues quedó en silencio por un muy buen rato. — ¿Y qué sería lo que está buscando con tanta desesperación? —

— Hazte el tonto justo sobre éste tema, daddy. — El menor arrastró las palabras con desprecio en su voz, retiró el vaso de las manos ajenas de un arrebató y bebió de una sola el brebaje frío. El alcohol quemó su garganta al instante en que fue consumido, pero no hubo queja por parte de Yut, al contrario, una risa juvenil se desató en sus finos labios, siendo acallada por una cachetada en su mejilla izquierda.

— ¡No olvides de quién eres propiedad, maldito mocoso! —

El rostro casi femenino del menor quedó fijo en un punto invisible del suelo, sin atreverse a dirigir una mirada hacia el primogénito de la familia. — Siempre he sido propiedad de ustedes, mamá también lo fue.

— A veces tus gemidos me recuerdan a los que ella soltó el día de su muerte, era muy caliente tu madre. ¿Lo sabías? — Acarició la mejilla dónde el había dejado el golpe minutos atrás. Su mano fue apartada bruscamente de un manotón.

— Lo sé, yo estaba ahí.

Con una rabia inmensa, el de coleta se disponía a abandonar la residencia, cuando una frase que dijo el contrario congelo cada parte de su ser.
Pasado el shock inicial, sacudió con fuerza la cabeza y abandonó la estancia con dirección al lugar donde había dejado a sus "visitas".

Esta vez procuraría hacer las cosas bien con el pelimorado, nadie interferiría en sus planes de venganza, y jugaría todas las cartas a su favor para obtener lo que tanto había anhelado desde su dura niñez.

Daría todo a su alcance para conseguir que Shorter fuese su aliado.

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