Deambulando

60 39 4
                                    


No dormí muy bien anoche, tuve constantes pesadillas con ese hombre de la sonrisa siniestra,  y es que despertaba tan sobresaltada y asustada que fue imposible dormir. Me pregunto que pensará mi madre si le cuento lo que me sucedió.  Sé que es mejor no decirle nada, ya que nada me sucede, tal vez todo sea producto de mi imaginación, y ese hombre ni siquiera exista.

_Es tarde otra vez, la tienda debí de haberla cerrado hace una hora atrás pero me entretuve ordenando y dejando todo limpio. Mañana viene el dueño y  quiero que sé de cuenta que soy la persona indicada para seguir aquí en este puesto y lugar. Sí lo sé, estoy anticipándome a los hechos pero todo el mundo hace eso, cuida su trabajo de alguna forma, y si puedo  seguir demostrando lo eficiente que soy, de seguro no me sacaran de este puesto. 

-Por más cosas que hice ayer, por más que deje en orden y limpie, ahora resulta que el dueño quiere que su hijo se haga cargo de este lugar, y que yo solo sea su asistente de ventas. La vida es tan injusta, yo que me sacrificaba siempre, yo que demostré ser la mejor, y ahora así me pagan, que fastidio, me gustaría poder hacer algo, pero no, soy demasiado cobarde para hacer semejante cosa que estoy pensando. A veces tengo miedo de mis pensamientos, porque en ellos hay escondido mucho de mi personalidad que no dejo salir a la luz. A veces los deseos de poner la justicia en mis manos me deja mal, no debo dejar que se escape ese lado de mi, no debo.

Estaba tan cansada que me quedé dormida en el autobús, y ahora no sé en que lugar me encuentro, soy una idiota, no debí bajarme sin preguntar  al chófer donde estaba, pero me asuste y llegué y baje casi corriendo. Ahora las calles me son completamente extrañas y no tengo idea hacia donde debo avanzar para ir a casa, que mal, esto no me gusta.

-He caminado en circulo por estas calles y pareciera que no doy con ninguna avenida, tampoco escucho ruidos de autos y mucho menos he visto personas para preguntar donde estoy. Son mas de las doce de la noche y me estoy comenzando a desesperar.

Desde hace un rato que estoy escuchando unas pisadas detrás de mi, para mi fortuna logre dar con la salida a ese laberinto de calles que me había metido y ahora estoy caminando hacia la esquina, desde donde estoy puedo ver el flujo de los autos, y eso me tranquiliza un poco, aunque, el sentir pasos detrás de mi me esta poniendo nerviosa.

Aun no sé donde me encuentro, pero ver autos y personas circulando me calma,   relaja,  voy a esperar a que pase algún taxi para irme a casa pronto. Los minutos parecieran no avanzar, llevó ya un buen rato  esperando, y nada,  aun sigo aquí.  Miro alrededor y no veo personas en la calle, esto no me agrada.

-Al fin nos encontramos de nuevo preciosa.-

Giró la cabeza hacia mi lado izquierdo y de pronto veo al hombre de la sonrisa , mi reacción inmediata es correr hacia cualquier parte, pero correr. Sin embargo los pies no me obedecen, porque solo quedó inmóvil y asustada mirándolo.



Cien díasWhere stories live. Discover now