El castaño pestañeó por milésima vez frente al computador, intentando con toda la poca fuerza de voluntad que apenas y logró conservar, no pararse y salir corriendo hasta la comodidad de su cubo llamado hogar y tomar una perfecta siesta por el resto de su miserable existencia. El solo imaginarse un escenario tan perfecto como ese, es lo que hizo a Bang Chan aferrarse a la vida un poco mas. Al menos, lo hizo por un par de segundos; después observó toda la enorme montaña de libros esperándole en aquella mesa en mal estado -algunos le conocen como escritorio- listos para ser registrados y acomodados en un lugar donde probablemente serían tomados al día siguiente por estudiantes descuidados, y automáticamente volvió a desear no haber nacido.
El castaño talló sus ojos, en un vil intento por despertar, y después simplemente se resignó a que aquella era su vida y jamás lograría reencarnar en otra.
—Solo acomoda esos últimos libros y luego ve a dormir un poco ¿ésta bien? – le ordenó Jaebum desde lejos, justo antes de desaparecer por uno de los pasillos con sus cosas en mano.
Im Jaebum era lo mas cercano a un verdadero jefe en la vida de Chan. Es decir, realmente sus salarios no eran tan diferentes al final del día, puesto que ambos eran aún estudiantes del mismo instituto, sin embargo, según las capacitaciones exprés que recibió en su primer día Jaebum era el único estudiante de último año trabajando en ese lugar, lo cual le daba automáticamente el poder de estar a cargo.
Aun que si le preguntasen a Chan, puede decir abiertamente que Jaebum siempre se portó mas con un amigo que como un jefe. El mayor era del tipo de persona que incluso sin conocer a la otra persona habla con ella como si le conociera de toda la vida. O al menos así fue en el caso de Chan, puesto que en el menor movimiento de su parte, cuando se dio cuenta Jaebum ya formaba parte de su pequeño círculo de amistades.
No está seguro de si el mayor tuvo lástima del pobre tipo extranjero que no tenía muchos amigos, o si se acercó a Chan solo porque sabía que era buen amigo de Hyunjin y quería mandarle el mensaje indirecto -o mantenerlo vigilado en otro caso- de no acercarse a su novio, Jinyoung. De cualquier forma; el tipo era agradable y por eso a Chan nunca le molestó seguir sus órdenes.Así que, mordiendo su labio inferior, Chan se dispuso a terminar de una vez por todas la jornada laboral de aquel día, arrastrando sus pies por los alrededores del sombrío lugar, dispuesto a enfocarse únicamente en llevar aquellos libros a donde pertenecen y no en sus actuales apenas existentes ganas de vivir.
Todavía tardó mas de cuarenta minutos dejando listo el lugar para el día siguiente, además de lo que demoró en encontrar todas sus pertenencias regadas y llamar a un taxi. Jaebum había desaparecido ya hacia un rato, por lo tanto Chan intuyó que también debía cerrar y apagar todas las luces. Finalmente salió.El castaño ni siquiera fue conciente de la hora hasta que estuvo dentro del taxi y se dio cuenta de que la tarifa de media noche estaba activada; eran cerca de la 1:00 am, lo cual quería decir que en un par de horas deberá volver a empezar aquella agobiante rutina de universitario con bajo presupuesto.
Ese, como la mayoría de los días en los últimos tres años de su vida, justo cuando Chan finalmente tiene tiempo de respirar para sí mismo y prestar la suficiente atención a como su cuerpo está cerca de llegar a límite, Chan no puede evitar replantearse si haber dejado su país de origen fue una buena decisión en primer lugar.
[...]
Bang Chan llegó a su preciado departamento luego de un largo camino repleto de tránsito, algo que para nada era de extrañarse en una ciudad tan transitada como lo es Seoul.