Existió alguna vez el deseo de una pequeña niña que se intrigaba por explorar, sin tener conicimiento alguno se aventuró; al pasar de los meses regresó, destrozada y deshecha, alguien le había arrebatado sus sueños, alguien la lastimó, alguien quería que sufriera aunque no hubiese hecho nada malo, pués sólo era una... pequeña niña.
Cierta niña creció, su mente era más avanzada que su frágil cuerpo de adolescente; no le agradaba la compañía alguna, pues yacía maldad en todos, ya estaba harta de mentiras. Siguió fingiendo ser fuerte, estar bien, fingió saberlo todo.
Hasta que por accidente místico, se encontró con alguien que le causaba cierta curiosidad, la cual incrementaba día tras día. Y se descubrió a sí misma en aquella persona. La quiso porque le comprendía y porque ella también lo hacía. Pero...lamentablemente hubieron imprevistos, errores y problemas que le hicieron separarse. Ella lo ocultó todo, consideraba sus problemas muy mínimos como para ser tratados, y mucho menos por alguien quien no le transmitía confianza, porque sólo había un único individuo el que se lo proporcionaba; y justo se había ido. Era muy buena actriz, todo le resultó fácil, y sus hipótesis solían ser acertivas. Aventuras fueron y vinieron, dándole a entender su excelencia al ser alguien más.
Depronto su "ángel caído" regresa, finge ser fuerte, finge netamente amistad.
De un momento a otro, es aturdida, la indiferencia ajena le repudia; se está ahogando, sus razones para seguir se están desvaneciendo por lo débil que han sido y su "amante" ya no le parece ser lo que era, sino mucho peor. Se siente engañada, pero lo entiende. Fue más destruída que ella misma, es sorprendentemente fuerte. Su lejanía le agobia, no desea nada más en la vida que su querer constante y seguro. Aunque quizá sea algo que nunca ocurrirá, es sólo un sueño; un sueño roto.
