Cada día, cada noche pensamientos rodean mi mente... Me hacen suspirar, me hacen creer que nada tiene sentido o importancia alguna.
La verdad es que nunca he deseado vivir, voy por el mundo sin rumbo fijo.
Pero es que la realidad me aterra a tal punto de evitarla y no creer en ella.
Yo... Tengo miedo, tengo mucho miedo de mis sentimientos, de lo que pueden ocasionar en mí. Tengo miedo de los que me rodean, que dicen ser mis amigos, mi familia. Mienten... y eso me aterra.
Fingir es mi única salida, mi único alivio. Vivo de la mentira, soy un recipiente vacío, que además es innecesario.
Las fuerzas invisibles y fantasmagóricas no existen.
Entonces, ¿Cómo podré librarme de ésta?
Ya decidí mi destino, me iré. Pronto me iré y nadie lo impedirá.
Sólo encuentro admiración ante la expectativa reluciente de parte de la creación; mi visor ya deteriorado, ya inservible.
Pero... Todo se destruye, al igual que mis ánimos, al igual que mi mente, al igual que mi cuerpo.
Así es... Destrozaré lo que nunca me debieron de haber dado. Soy una escoria, lo sé. Pero ya no me importa ser un monstruo sin salvación.
