-¡Mama! Ya estoy en casa.
Lo primero que hice al entrar en mi casa fue saludar a mi perro, que siempre venia corriendo a saludarme, seguido subi a la planta de arriba y deje mi mochila en mi dormitorio, despues fui al de mi madre, y como no, alli estaba.
Mi madre es una mujer realmente guapa y atractiva, es rubia y de ojos azules, con la piel blanca, era una mujer alta con curvas pero con muy buen tipo.
Yo sin encabio me parecia mas a mi padre, yo era morena, siempre, en cualquier epoca del año lucia un moreno de playa, a diferencia de mi madre yo era rubia natural, ella, ya ni me acuerdo.
Yo tenia los ojos azules pero a diferencia de ella los mios eran de un azul intenso y los suyos claros, yo era alta, media 1'72.
-Cariño! Ayudame a abrocharme el vestido y ve a prepararte tu.
Y asi hice, me puse una falda negra ancha y un top amarillo cruzado en la espalda, con unas chanclas, eran mas comodas.
Me maquille un poco mas y me peine, me deje el pelo suelto, siempre lo habia preferido asi, cogi mi movil y mi bolso y sali de mi habitacion.
Baje al salon y estaba mi padre, un hombre, aunque a mi pesar, atractivo, mi madre sabia elegirlos y mi hermano Alvaro, el era el clon de mi padre, pelo castaño de ojos verdes oscuros, era un chico que llamaba la atencion, su porte fisico era algo que no podia dejarse pasar asi como asi.
Le di dos besos a mi padre y le hice un corte de mangas a mi hermano, el cual me lo devolvio.
-Delante de la familia no quiero ver que haceis eso!-Gruño mi padre.
-Cariño, son niños, dejales.
Para mi madre siempre seremos sus niños a pesar de que mi hermano tenia 27 años y yo acababa de cumplir los 22 (si, acabe bachiller un poco tarde), a veces era agobiante la manera de la cual nos protegía, no la culpo, para ella mi hermano y yo somos su punto fuerte, como cualquier madre.
La casa de los abuelos estaba en una zona tranquila de la ciudad donde lo mas peligroso que puede pasar es que el hijo del vecino se caiga de la bicicleta, cosa que era de agradecer, vivir en el centro de una ciudad tan grande como Madrid era además de agobiante, peligroso.
- ¡mis niños, ya estáis aquí! ¡pero mira que guapo estáis los dos, como habéis crecido! ¡Dadle un fuerte abrazo a vuestra abuela!
Me fundi en un gran abrazo con mi abuela, siempre he sido cariñosa, pero con mis abuelos suelo ser algo mas, los veo tan fragiles, tan mayores que me siento obligada a darles todo mi cariño, como una muestra de agradecimiento por todo, ya que ellos me han criado casi toda mi vida.
Me dirigí al salón principal para estar algo mas tranquila, me gusta ser cariñosa y mostrar afecto pero no que lo hagan conmigo, odio ser el centro de atención, desde pequeñita procuro pasar desapercibida.
-¿Alex? ¿eres tu?
Una voz a mi espalda llamo mi atención, me gire y me encontré de frente con un chico fuerte, moreno de ojos verdes.
-¿Tu eres...?
La verdad que me resultaba su cara familiar.
Una risotada salio de el que me erizo el vello.
-¿no me reconoces? Cualquiera diría que nos bañabamos juntos, además de desnudos.
-¿Pablo?
Abrí los ojos como platos antes de lanzarme a sus brazos.
-mi pequeña princesa ¿no me reconocias?
Las lágrimas brotaron de mis ojos casi de inmediato, Pablo fue mi fuente de apoyo la época que viví con mis abuelos, el fue quien me ayudo a salir de toda la mierda donde estaba metida, por que aunque no lo creáis es fácil llevar una vida de mierda con apenas 14 años.
-Pero ¡si tu eras rubio y muy delgado!
-y tu eras mas bajita mi niña.
-siempre odie que me llamarás así.
Las lágrimas no me dejan, hacia tanto que no le veía que no me creó que lo tenga aquí delante.
-pero es que siempre seras mi niña, pequeñaja.
-y tu el primo tocapelotas que no dejaba de incordiarme, pero dame otro abrazo por favor.
Y como si le fuera la vida en ello me abraza,y me siento como en casa, olvidando de que mi madre tiene cierto odio a Pablo, y de que ha entrado en esta misma habitación.
-Tengo que proponerte algo Alex–me dice casi en un susurro–
-Vale.
-pero ahora cuando comamos, que tu madre odia que te acerques a mi y no vamos a darle un mal rato.