Rutina de un arrepentido

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Día tranquilo en el prado, se oyen algunos pájaros y de vez en cuando voces de algunas personas que van al río pero poco más, está acostado bajo la sombra de un árbol mirando el cielo, le gusta ver las nubes y las hojas de los árboles moverse con el viento, pero cuando llega un viento fuerte prefiere cerrar los ojos para sentir la corriente de aire en su cuerpo. Hoy es un día hermoso y tranquilo, las últimas semanas había llovido casi todos los días así que le alegraba poder esperarla esta vez tranquilamente sin tener que preocuparse por la lluvia, si... Esperaba tranquilamente, aunque él no entendía el porqué, quizás lo más normal era esperar preocupado, a lo mejor nervioso, quizás incluso enojado pero en cambio se encontraba casi en completa calma, sin embargo un mosquito le molestaba cada tanto como para no dejarle estar del todo en paz, quería recordarle que debería estar nervioso por lo que le hizo a ella la última vez, quería que se sintiera mal pero eso no pasaría, no ahora, ya no tenía caso volver eso un problema, quizás por eso es que no estaba preocupado, no importaba lo que hiciera ya no podría empeorar su situación o eso esperaba pues el destino tenía la costumbre de mostrarle que siempre se puede estar peor.

Dieron las cuatro y su alarma sonó, la puso porque sabía que en un día como ése era casi seguro que terminaría dormido, se levantó, tomó su mochila y fue a la entrada de la escuela para encontrarse con ella, tenía la costumbre de ser de las últimas personas en salir debido a que normalmente se quedaba trabajando más tiempo debido a que era muy estricta con sus trabajos o a veces se quedaba simplemente más porque disfrutaba la actividad que estuviera haciendo ese día, entonces pasó por su mente la imagen de ella trabajando, no había ninguna sonrisa en su rostro al trabajar, ningún rastro de felicidad, solo una persona trabajando tranquila y aún así él sabía que ella estaría alegre aunque no lo demostrara y con eso en mente no pudo evitar sonreír. Mientras divagaba ella salió indiferente, ya todos los demás se habían ido así que eran los únicos en el lugar, él se acercó lentamente hacia ella ligeramente cabizbajo, había encontrado sus nervios, la saludo y ella le regreso el saludo pero ninguna palabra fue pronunciada, estaban caminando juntos antes lo hacían muy seguido para poder platicar pero ahora ninguno hablaba, ella sencillamente no estaba interesada en hablar y él no tenía ni idea de que decir, había empezado a temer arruinarlo más, así continuó todo el camino hasta que llegaron a la parada del camión, no sé dijo nada hasta que el camión llegó y ella se despidió dejándolo sólo en la estación sintiéndose como un inútil. 

Rutina de un arrepentidoWhere stories live. Discover now