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Pues aquí estamos.

Había llegado hace dos semanas a la capital, todas esas dos semanas vivimos en descontrol, fiestas, alcohol, drogas, realmente desenfrenado para lo que estaba acostumbrado.

Ya no me quedaban muchos días en la ciudad y justo ayer tuvimos quizá la mejor salida de todas, hoy en pleno medio día, con algo de resaca me desperté a tu lado, olorosos a Whisky, Vodka, Tabaco y Un leve toque de marihuana, la cama estaba desordenada y en toda la habitación no había mas ruido que una gotera de una botella de Jack Daniells que se derramaba del borde de la cama.

Despertaste poco después, me hice el dormido y medio tambaleante fuiste a el baño a refrescarte. No lo voy a negar, la curiosidad me mato. Cuando escuche la regadera con apenas uso de mis facultades, me escabullí en el despeñado baño y a través de la puerta de la regadera, aun que distorsionada, estaba atónito por lo que veía. Pese al mareo del alcohol que aun tenía en mi sistema, estaba tan sumido en mi estupidez...tu desnudes se me hizo algo muy digno de ver.

Estaba justo en el retrete, sin asco alguno, sin miedo alguno, con una prominente erección que mis instintos mas primitivos empezaron a calmar, sacándolo de mis sucios jeans y mis algo meados boxers, cuando estaba afuera, con un poco de saliva hice más fácil el asunto, mi parte consiente no tenia nada que hacer, estaba masturbandome a escasos metros de ti y simplemente no me podía detener

Tu ropa interior estaba en el suelo y cuando me vine a dar cuenta, el aroma de tu intimida estaba siendo extraído de tus bragas, eso alimento mi lívido, como si ni fuera suficiente lo que veía a través de se fino vidrio.

Continúe y continúe, solo pensaba en como se sentiría estar contigo, cada vez que te imaginaba en alguna pose, donde te imaginaba aguantando cada impacto, aumentaba un poco más la ferocidad de mi mano derecha, hasta que mi fantasía se acabó.

El cuerpo que tanto me hizo imaginar, estaba justo frente a mi, descubierto, viendo como usaba las prendas que lo cubrieron todo este tiempo como un objeto para continuar con mi morbosidad.

Me hizo despertar. El pene me dolía un poco de lo fuerte que me estaba tocando, pero cuando te vi...no tuve palabras. Tu tampoco hablaste.
Hubo un silencio bueno, pero mi erección no bajaba, no te movías, ni hablabas, apenas parpadeabas y respirabas.

Y lo mismo por mi parte. Paso el tiempo y solo apartaste la mirada un poco. Sin ni una sola palabra, solo abriste un poco las piernas. Estaba roja cual tomate pero, callada como muerta y al ver levemente tu clítoris algo hinchado...me baje de el retrete, Me acomode de tal manera en el espacioso baño que pude subir tu pierna derecha a mi hombro y tener un encuentro directo de "boca a boca"

Sin pensarlo dos veces, los besos empezaron a llegar, no me importaba el bello púbico o el sabor, te lamia, mordía suavemente y besaba con fulgor, con uno que otro apretón en el trasero. No hacías nada, solo, me dejaste seguir.

Paso un buen rato. Hasta que mi mandíbula se cansó, mi erección estaba al máximo aún...por lo cual, pensé que era momento de hacer mi fantasía una realidad.

Te acomode con delicadeza con la puerta corrediza de la regadera, ya no estaba consiente de nada, solo quería calmar mi erección.

Con el pecho contra la puerta, no había más que hacer, terminando de quitarme la ropa, te sujete de el hombro izquierdo con la mano correspondiente, mientras que con la derecha solo acomodaba mi verga en ti.

Cuando ya estuvo encaminada, sujete tu cadera con la mano derecha y con presión moderada empecé a quebrar tu himen. Te entumecias un poco, pero cediste poco a poco.

La sangre fluyó. Ya estaba dentro y estaba caliente, tus paredes vírgenes estaban "asustadas", pues hacían mucha presión a mi glande, pero fueron cediendo conforme yo entraba.

Completo silencio. Solo seguí, lentamente, las primeras, quince, veinte repeticiones fueron lentas, pero fui regulando un ritmo ni muy fuerte, no muy lento o rápido, lo suficiente como para que el impacto se escuchara.

Y ese era todo el sonido del baño, la puerta aguantando las embestidas, tu hermoso culo siendo golpeado por mi pelvis, mis testículos golpeando con la sangre y fluidos cervicales que se escapaban de tu recién perforada vagina y uno que otro suspiro de alguno de los dos.

Casi cinco minutos demoramos en este juego pasivo, entonces agregue más fuerza, intercalaba entre pequeños momentos de agresividad, donde daba besos y mordidas en tu nuca, donde tenia que agarrar firme tus caderas para no irnos, suspirabas, parecías disfrutarlo y eso me ponía mas y mas.

Continuamos así unos 16 minutos más, ya estaba en mi limite, no sabía cuando faltaba para tu orgasmo, pero yo estaba a punto.

Con mucha pena, simplemente lo retire al momento de eyacular, tirándolo al suelo pero aún estando duro.

Entonces fue allí cuando cambiamos de pose.

Dejamos esa tediosa pose del silencio y en el retrete tapado seguimos nuestro asunto. Cuando me senté, tu misma te insertastes y cara a cara quedamos, te ayude con los primeros movimientos, pero luego lo seguiste como un ritmo cualquiera, a veces mas fuerte, besándome muy apasionadamente o otras, pidiéndome besos en tu bellísimo pecho, luego de ocho minutos, luego de un largo beso, llegaste al orgasmo, dando un espasmo y un fuerte gemido justo cuando llegaste a el.
Quedaste rendida sobre mi, pero, no hice nada. Solo, nos quedamos en nuestra desnudes, sudor y fluidos demás, regresando de nuevo al silencio, mientras poco a poco nos dormíamos.

Fantasías Pubertas que hago cuando estoy AburridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora