I
Ridley Scott lo dijo, en el espacio nadie puede escucharte gritar; en el espacio... si tan solo el espacio fuese lo que pensamos que es. Es un dato bien conocido que solamente en nuestra galaxia existen planetas capaces de sobrepasar por milenios la imaginación del ser humano promedio, incluso del excepcional. Grandes mentes de la literatura como el señor Howard Philips Lovecraft han intentado traer a nosotros la peor imagen posible de seres provenientes de otra locación en la inmensidad del universo y siendo francos, no se encontraba muy lejos de la realidad.
A miles de años luz de nuestro planeta, sobre una explanada eterna, el cosmonauta Nikolai Reznov, primer hombre en dejar el planeta tierra en el año 1960, ignorado por el mundo y olvidado por su gente, vaga en busca de algo, de cualquier cosa... lo que sea. Su historia es breve, un viaje, un fallo, un naufrágio. Durante años, aquel hombre caminó en linea recta sin esperanza alguna, ya lejos de casa y completamente solo, había renunciado a su casco y lo llevaba encima únicamente por protección o en caso de un fatídico encuentro con algo desconocido, no le servía de nada, por alguna maldita e indescriptible razón, no moría. No es que el aire en sea cual sea el lugar donde fue a parar sea, como una casi imposible coincidencia, funcional a nuestra especie, era simple y llanamente que el hombre había dejado de respirar hace ya varios días, no le hacía falta.
Por supuesto, lo más lógico para el desventurado hombre fue pensar durante mucho tiempo que estaba muerto, que aquello que sentía como una percepción alterada de la realidad misma era simplemente lo que se había descrito en los libros religiosos desde tiempos inmemorables, pero no, a no ser que ningún humano estuviese jamas ni por asomo cerca de lo que él sentía en ese momento, aquello no podía ser la muerte. Todo era tan real, todo se sentía vivo y vibrante. Sobre él, la inmensa bóveda celeste, más amplia que nunca, se alzaba imponente. Las constelaciones, aquellas formaciones omnipresentes de estrellas que han acompañado a la humanidad durante milenios, brillaban por su ausencia. Todos los conjuntos de estrellas que Nikolai alcanzaba a visualizar desde aquel horrendo lugar, eran completamente desconocidas por cualquier astrónomo que haya visto la historia. El llevar la cuenta del tiempo se hacía sumamente tedioso, ya que cualquiera que fuere el lugar en el que se encontrase, no rotaba. La única luz que entraba consistía de un pequeño destello anaranjado, proveniente de los límites del terreno. La superficie, rocosa, seca, muerta y pálida, se extendía hasta donde daba la vista, por lo que Nikolai decide reposar sobre un peñusco de varios centímetros de altura. Sus botas, pensadas para aumentar la atracción gravitatoria, no servían de nada, ya que la gravedad, la ley más poderosa de la naturaleza conocida por nuestra especie, no tenía poder en ese lugar. Digo que no tenía poder, más no que su efecto no afligiría a nuestro protagonista, ya que este no era separado del suelo, pero tampoco atraído hacia el. Reznov se encontraba en un estado de suspensión entre el espacio vacío y la tierra, por llamarla de una manera familiar. Tantas incoherencias en cuanto a la física y la composición de la naturaleza, tan armoniosa como es, empezaron a causar estragos en la cordura de Nikolai, provocando que poco a poco se olvidara del tiempo e ignorara el espacio. En conclusión, nada de lo que había aprendido en la academia o a lo largo de su vida le serviría en este lugar, Nikolai Reznov había nacido nuevamente.
II
Con tal de mantener la cabeza en un estado científico y analítico, y al no servirle de nada medir una distancia concreta, Nikolai ideó una nueva medida de "tiempo" basada en la cantidad de pasos que daba a una velocidad constante, treinta pasos equivalen a un Ana. Aquel destello en la mente de Reznov no dejaba ver más que la aún latente humanidad dentro de él, el amor, la pasión y cualquier otro sentimiento que tuviese hacia su mujer, Annora, reflejado en un nombre para su nueva cosa más importante, mantenerse cuerdo.
ESTÁS LEYENDO
Horizonte de Sucesos
Science FictionMás allá de la luna, lejos de la vista, en una planicie perpetua, Nikolai explora los confines de una realidad que no tiene nada que ver con la nuestra.