Causa de Mariscos

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Seguro que al leer el título dirás: que bueno, al fin Juan Carlos nos entrega una receta, que escondidito se lo tenía, posee artes culinarias, seguro es un Chef y de esos cotizaditos por eso no publica ni habla de ello porque sabe lo que tiene, lo que vale y lo que sus platillos saben...pues déjenme romperles el corazón mi querido público lector ya que este nuevo escrito no trata específicamente de un potaje tan delicioso, como es aquel que adorna nuestra gastronomía peruana, creo y considero que para eso hay muchas otras personas que cocinan y guisan mejor que yo, es más debo confesar que cuando en Lima solo veíamos tres o cuatro canales en la televisión, por falta del cable, mientras otros más afortunados con poder adquisitivo alto, podían gozar de diversos programas con sus inmensas y hoy devaluadas antenas parabólicas, me vi casi obligado a ver "La Cocina de Teresa Ocampo", obviamente aquel programa interrumpía las andanzas de Porky y sus amigos, Silvestre y el ratón gigante o un tozudo coyote en busca del correcaminos, pero obviamente sin crear aquel programa (el de la Sra. Ocampo) efecto o interés alguno en mí.

En las reuniones que se hacían en casa de mi Tía Julia, (salvando las distancias con la Tía Julia de Vargas Llosa), era "La Causa" el plato fuerte de la noche, si, aquella que se prepara con papa amarilla, que tiene esa textura tan suave que al sutil roce con el tenedor se puede cortar, que va acompañada de ají triturado, pero no en licuadora si no con el batán, para darle ese toque especial de antaño cuando se cocinaba con aquellos elementos y como para darle un sabor más especial su atuncito en medio, palta, mayonesa y demás ingredientes que hacían una causa de varias capas, saliendo un poco de lo tradicional, es decir una "Causa" de autor.

Después del baile de honor, el clásico y nunca bien ponderado "Cumpleaños Feliz", los cubiertos empiezan a pasar de mano en mano, avisándonos que los platos estaban por ser servidos, es el momento en que los invitados a tal festín tienen que dejar las botellas a un lado, para poder deglutir un rico plato bandera. Pero cuando la tertulia esta interesante y está sola acción amenaza con cortarla de pronto, uno simplemente dice: no deseo, y el plato gira en otra dirección, de pronto un muchacho de color, bajito con cabello ensortijado, sacado tal vez de una tira cómica llamada "Memín Pingüín" muy famosa a mediados de la década del ochenta, el cual responde al nombre de Maykol abre su bemba y dice a viva voz, voz de negro, fuerte, engolada, algo autoritaria: "Quiero causa de Don Juan", refiriéndose a mi padre, que había aceptado esa suerte de revoltijo sin ganas de comer, brindándoselo de manera sutil. Mientras en la radiola sonaba en sonido estéreo ese tema cantado por el desaparecido Elliot Romero "El Negro Ahí".

Con el paso del tiempo, un amigo en el colegio que se entera que me iban a expulsar del mismo, se me acerca llorando y me dice:

- No te puedes ir de acá, tu eres mi "causa"

Yo sumamente sorprendido no por su sincera confesión, sino porque me dijo "causa" me sorprendo totalmente, pues que tengo yo de amarillo, tal vez tengo carita de atún, corro al espejo me miro y me veo normal, voy al tópico del colegio apurando el paso para un descarte de hepatitis, porque me dijo así, o sabrá tal vez que soy fanático de Mickey Dugan, "El Chico Amarillo" el de las primeras tiras cómicas que hubo entre 1885 y 1888 publicadas en el "New York World" y en el "New York Journal" y que daba cuenta de un chiquillo con un polo amarillo, cabe anotar que fue la primera tira cómica que inicio la comunicación con globos, esos globos que llevan un mensaje del que lo trasmite, que trataba de situaciones sosas, cotidianas, faltas de cultura, situaciones de bochinches y demás infundios, por eso la gente decía que esos diarios eran "prensa amarilla".

Pasado el tiempo me di cuenta de que en realidad mi amigo me quería decir que yo era su "causa" porque era su mejor amigo, este término se había hecho tan conocido en la jerigonza de la juventud, él me dijo que yo era su causa para seguir adelante en el colegio, ya que lo defendía del abuso, con el paso del tiempo hemos podido preservar nuestra amistad, mantenerla hasta el día de hoy intacta, incólume, ilesa e impoluta. Aun esa palabra sigue vigente, mi hermano y amigo mío llamado Paulo Jaimes una noche terminando una tocada me dijo: mal hombre tú eres mi "causa del alma".

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