Pasaeando en el cementerio

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Como de costumbre tengo los párpados muertos, las cejas caídas y el corazón entre abierto.
Aún me faltan 500 millas para tocar el puerto, desde mis ojos llueve mientras escupo nieve en el desierto.
Tú qué tocaste mi alma, explícame ¿qué sentiste? Por que aún con odio me hiciste el amor, un amor triste, yo sé que sufriste la pregunta es ¿por que nunca te fuiste?
Hoy quiero respirar y pisar uvas en un viñedo, aprender a tocar guitarra hasta que se acaben mis dedos.
Me han humillado hasta el cansancio y aún a si siento que puedo.
Por que a lo único a lo que le temo es a sentir miedo.
Aveces cuento los ladrillos qué hay en mi habitación, y busco en mi mesita a ver si encuentro sorpresas, la vida es estupida y tengo esta rara sensación, de ¿por que 50 gorras y tan solo una cabeza?
Tengo historias para contar, pero no a quien contárselas, las sogas de mi cortina decidí cortármelas, para que los pájaros nunca vean  llorar a un hombre y entre sus rendijas adorar a la luna aunque ella no sepa mi nombre.
Ante la gente actuó normal como me sea posible, y aunque quisiera ser exitoso preferiría ser invisible, sé que parezco demasiado sensible, pero solo mis ojos saben que he echo cosas horribles.
Entre más pienso, menos duermo, y esto me huele a trastorno, me auto complazco con asco pero no me gusta el porno.
Solo hay una cosa que me gusta más que un pan recién salido del horno y son unas nalgas frías en mis piernas y yo tocando su contorno...

Mi diario 🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora