entre tu cama
y la pared
había un hueco.
en el suelo,
tu máquina de escribir.
solía oírse por la noche,
cuando, de madrugada,
te despertabas,
y escribías.
debí preguntarte
por qué ese sonido
de letras
venía acompañado
de lágrimas.
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marina.
Randomhay cosas que es mejor dejar como misterios. y tú, marina, eras una de ellas.