Capítulo 1

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-¿Mh? ¿Lluvia?- Saqué mi mano por la ventana para comprobar si realmente estaba lloviendo, y efectivamente, estaba lloviendo, y fuerte.

-Supongo que la salida a la playa con Lucas se tendrá que posponer- Dije eso mientras metía la mano hacia dentro.
Agarré mi teléfono y le dije a Lucas que hoy no iba a poder ser. Después, me dejé caer sobre mi cama, y me puse a pensar en lo poco productivo que había sido mi verano. Creo que debería haber hecho algo, no sé, conocer gente, salir a la calle, o aprender cosas nuevas. Pero lo único que he hecho, ha sido pasarme todo el tiempo encerrada en mi habitación como una ermitaña, jugando a mis videojuegos y viendo anime.
De repente, me llegó una notificación. Era de Lucas: "Oh, que pena, ¿cuando estás libre?". Sinceramente, todos los días estoy libre. Pero le diré que no lo sé, me da mucha pereza salir.
Sin saber que hacer, bajé a la cocina, con intención de llevarme toda la comida posible a mi cuarto, y darme un intensivo de mi nueva serie favorita. No tengo nada mejor que hacer en un día como este.
Bajé las escaleras silenciosa como una ninja, para que mi madre no se diese cuenta. Una vez delante de la puerta de la cocina, miré hacia ambos lados para asegurarme de que la zona estaba desierta. Abrí la puerta cuidadosamente, y para mi sorpresa, ahí estaba mi madre, preparando la comida.

-Anda, hola Jane. ¿Qué haces aquí?- Se me quedó una cara, que a mi parecer, debía ser muy graciosa- ¿Sabes? Me va genial que estés aquí. ¿Podrías ayudarme a limpiar el polvo?
No dije nada, ya que si le decía cuál era la verdadera intención de esa visita a la cocina, me caería una buena bronca.

-¿No vas a decirme que haces aquí? Entonces...- Abrió el armario y sacó un limpia polvo- Toma, guapa. Ya puedes empezar.
No puedo creerlo, pensaba que el polvo se limpiaba cada dos semanas, aún que probablemente esté equivocada.

-Pe-pero... - Le miré un poco confundida.

-No hay peros, Jane. Eres mayorcita para estar jugando a esos videojuegos y viendo esas caricaturas todo el día.- Parecía enfadada, así que no decidí decir nada al respecto, e irme a limpiar el polvo.

-¡EL ANIME NO ES UNA CARICATURA!- Me limité a decir eso mientras salía.
Salí al salón, y me puse a limpiar el polvo de la mesa y muebles. No llevaba ni cinco minutos, pero ya estaba cansada. Así que decidí parar y subir a mi cuarto. El polvo podía esperar. La serie no.

Me quedé todo lo que quedaba de día encerrada en mi cuarto viendo mi serie, y perdí la noción del tiempo. A las ocho de la mañana, mi madre me despertó bruscamente.

-¡Jane! ¿Qué haces tirada en el suelo durmiendo? ¿Y me puedes explicar porque está el televisor encendido?- Fruncía el ceño, mientras cruzaba los brazos- Date prisa o llegarás tarde.

-Espera... ¿Qué día y qué hora es? ¿Y a qué se supone que vamos a llegar tarde? No me hagas ir al mercadillo de los domingos por la mañana, odio eso.- Hablaba aún medio dormida.

-¡ES LUNES A LAS OCHO DE LA MAÑANA, EL DÍA TRES DE SEPTIEMBRE! NO SÉ SI RECUERDAS QUE TODO ESO CONCUERDA CON EL DÍA Y HORA DE LA PRESENTACIÓN DEL CURSO.- Ella gritaba como loca, y eso hizo despertarme.- Date prisa.

-Ya voy...
Me levanté del suelo y me preparé para ir al instituto. Realmente estaba nerviosa.
Al llegar a la puerta, mi madre me dejó, y se fue al trabajo. Espero que todo vaya bien. Dicen que el último curso de secundaria es el más fácil.

JaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora