Se despertó con unos brazos rodeando su cuerpo, y la cara de alguien en su cuello. No recordaba muy bien su nombre, ni quería hacerlo. Le era insignificante. Le molestó el hecho de haberse quedado dormida después del sexo, eso siempre daba la impresión equivocada.
Sin hacer ruido se quité de encima al chico y se deslizó fuera de la cama. Había sido un buen polvo, tenía que admitirlo. El chico sabía como moverse y a demás era bastante guapo, pero nada en el le llamaba la atención.
Recogío del suelo toda su ropa y se encerró en el baño a cambiarse, no es que le diera vergüenza, el chico ya le había visto desnuda durante toda la noche y a demás en ese momento estaba dormido. Solo que no quería despertarlo y crear una situación incomoda, muchos al ver que había pasado la noche con ellos se hacían la idea equivocada. Algunos de ellos solo querían un polvo, como ella, y cuando se despertaban por la mañana intentaban aclarar las cosas de forma incómoda. Otros por otro lado, se pensaban que el que hubieran tenido sexo significaba que nos se iban casar.
De ambas formas, se acaba con ella tratando de explicar la situación, cosa que le molestaba. Así que preferia escabullirse por la noche o por la mañana antes de que despertaran.
Esta vez, sin embargo se le había ido el sentido del tiempo porque eran más de las once. Culpaba su error a su falta de descanso, había estado ocupada con mucho trabajo que le quitaba parte del sueño.
Salío del baño silenciosa como mi gato ¡y voilà! El chico estaba despierto, genial.
- ¿Que haces aquí? -preguntó entre nervioso y enfadado.
Doblemente genial, era de los que quería que se fuera rápidamente. Y por lo que parecía no iba a decirlo de buenas maneras.
- Me he dormido pero ahora me voy -aclaró rápidamente mientras se dirigía a la salida- Adiós.
- ¿Que? No, no puedes irte. -dijo persiguiendola por su piso, ¿había intuido mal las intenciones del hombre? - Mi mujer esta a punto de llegar, no puede verte salir.
Triplemente genial, odiaba liarse con personas con pareja. Era lo peor, siempre acababan metiéndola en medio de sus problemas. Como si ella fuera la causante de que estuvieran engañando a sus parejas. Y a demás, siempre había alguien que quería pegarla por ello. Problemas y más problemas. Ahora que se fijaba, había sido su culpa pasarlo por alto.
Había fotos de ambos por toda la casa, la mujer tampoco estaba mal, en otra situación quizá se hubiera fijado más en ella. Lo había pasado por alto porque el maldito no le había ni dejado darle un vistazo antes de llevarla al cuarto.
- Mira, no es mi jodida culpa que seas un imbécil que le pone los cuernos a su mujer y por nada del mundo me voy a esconder en el armario por ti. Como antes me dejes marcharme menos posibilidades habrá de que me cruze con ella.
Estaba atónito, seguro que las otras veces (porque estaba claro que esta no era la primera vez que esto pasaba) las otras chicas le hacían caso y se escondían. Nora empezó a andar otra vez hacia la puerta y antes de que pusiera su mano en el pomo, esta se abrió. Y sorpresa sorpresa, la mujer apareció.
Su cara era digna de enmarcar, con la mirada furiosa y los labios abiertos de la sorpresa. Así que no era la primera vez que lo pillaba con las manos en la masa, no entendía como seguía con él después de la primera vez.
- Cariño, no es lo que parece. Te lo puedo explicar... - empezó a hablar él, pero lo cortó enseguida.
- Mira, si es lo que parece. Y lo siento, no tenía ni idea de que estaba casado. De haberlo sabido lo habría mandado a la mierda cuando se me acercó en el bar -ahora la chica estaba perpleja, y el imbécil iba a hablar cuando continúo hablando. - Estoy segura que la última vez te contó que no volvería a pasar. Pues lo siento pero volverá a ocurrir, así que yo de ti lo echaba de casa, porque yo no he sido la única. Y ahora, me voy.
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Incapaz
RomanceNora es incapaz de amar, nunca antes lo ha hecho y quiza nunca lo hará. Quizá Adelia la hará cambiar o quizá no lo conseguirá.