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— ¡Agh! Da-Daddy.. ¡Ma-Más!— Pidió entrecortado por culpa de sus imposibles de callar quejidos y gemidos cuales no pedían el parar.
El castaño se negaba a perder tiempo hablando, solo le dio lo pedido, dando violentas estocadas contra la próstata del mayor, cegado por la innegable excitación que sentía con tan solo saber que su pene estaba en la apretada entrada del azabache, los cosquilleos no fueron un problema ya que los ignoró siguiendo con su preciado trabajo.
— ¡JEON JUNGKOOK!— Chilló la inesperada voz el rubio mejor conocido como; Park Ji Min.
Y no, eso no fue problema para el menor del grupo, ya que se vino igualmente dentro de su hyung. Con una sonrisa en los labios se subió el boxer y el cierre de su pantalón. Se levantó ayudándole a su preciosa pareja a colocarse la ropa con paciencia.
— Jungkook, entiendo tus ganas pero.. Estamos en una premiación, pudiste guardarte para luego.— Habló tranquilizando al resto NamJoon.— TaeHyung, ¿Crees poder caminar y resistir despierto para la presentación?—
— A-Ah.. s-sí solamente necesit-— Subió a la espalda del castaño. — Listo.. ¡Ahora, vamos a los vestidores para prepararnos! Go!—
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— Auch.. auch..auch..— Cojeó mientras caminaba hacia su cama en shorts rojos y una camisa blanca holgada. No debió haberse dejado por Jungkook en un espacio cerrado del baño, nunca más lo hará, nunca.
— No te quejes, TaeTae. ¡Tú fuiste el que quiso tener relaciones con el ratata! —Se quejó el rubio ceniza haciendo un leve pataleo.
— ¡TE ESCUCHÉ YEMEN-SSHI!— Se escuchó gritar de fondo al castaño, el cual se encontraba haciendo ejercicio en su cuarto.
El azabache soltó un quejido al dejarse caer sobre la cama, sin querer soltando lagrimas de ambos ojos. — L-Le dije que fuera gentil. . . —Murmuró, sin embargo, el rubio lo escuchó y a la perfección.
— Tú, "A-Ahg.. ¡AH! Da-Daddy.." no decía lo mismo. —Imitó de una forma más femenina la voz del menor.
— Ahí tienes la respuesta— Sonrió inocente y luego fijo su vista en el móvil.
— Ugh.. cruel.. —
No quedó otra que levantarse, aún cojeando mientras soltaba alguna que otra lagrima; la última vez que había tenido relaciones con el castaño era hace un año, no recordaba lo doloroso que se sentía. Se dirigía a la cocina de la gran casa, no hizo más que abrir la alacena para agarrar sus papas. Cual paquete no pudo abrir, por más que gruñiera haciendo fuerza no lo lograba.
— Eres débil, bebé..—Posó sus manos sobre las del canela, no hizo falta siquiera hacer fuerza para abrir la bolsa de plástico.
— No soy débil, ¡Tú me dejaste débil! — Le dio la espalda, llevándose varias papas a la boca soltando una leve risita por lo bajo.
— Lo volvería a hacer, sin dudarlo. . . — Aprovechándose, apoyó su bulto sobre el trasero del mayor dejando lamidas y besos en el cuello de este.
El azabache se removió, incluso sin quererlo obtuvo más contacto que el que quería evitar. Casi se atragantó con sus papas debido a los roces repentinos, sentía algo de vergüenza de sentir este tipo de sensaciones, definitivamente excitarse por este tipo de cosas era como una derrota para el mayor, que para colmo debía dejarse ante el castaño.
