La Chica con Mirada de Ave

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Había una vez una chica con mirada de ave que cantaba y volaba sin ninguna clave.

Una chica diferente y vana, así es como la gente la catalogaba.
Pero para pocos......Ella era una sombra iluminada.

Una chica y una prosa, una pizca y una rosa, son lo que a ella la caracterizaba.

Un corazón lleno de acentos y pantomimas
Que por más triste y gris que fueran las rimas, no dejaba de tararearlas de camino en plena granizada.

Decía ella no haber conocido el agridulce sentimiento del amor,
Presumía no haber caído en las trampas y en el cruce de la avenida del dolor.

Se decía ajena e inexperta, con una sonrisa en cada letra.
Se decía una niña y una ingenua, porque creía que en el amor no existía la pena.

Por más que pensaba y componía,
No podía entender como dos corazones, podían bailar en sincronía.

Por más que despertaba y dormía
No podía dejar de soñar que moría.

Algo estaba pasando, desde muy dentro, algo la estaba ahogando.

Aquella chica con mirada de Ave se estaba descontrolando.
Estaba agonizando pero en su mente no había dolor.

Era el amor.

Este había tocado una ínfima parte de su tejido más blando, lo había infectado y en cuestión de segundos.... El amor se puso al mando.

El amor había marcado con una tinta que no se borra con la mano, un ligero cuadro y dentro de él, la había encarcelado.

Ya no comía, ya no bebía.
La chica con mirada de Ave se había convertido en una sonrisa fría .

Ya no brincaba y ya no bailaba como ella siempre hacía.

Escuchaba siempre la misma canción repetida, porque decía, que esperaba que aquella melodía, pudiera ser escuchada a pesar de una inmensa lejanía.

Su corazón, ya no le pertenecía.
Su mente, ya nada le decía.
Porque ella...Ya no era dueña si quiera de su andada, ya era esclava de una penetrante mirada.

Experimento la amarga desesperación de la incertidumbre.
La acidez indescriptible de los celos y el romance que es podredumbre.
La dulzura de tan sólo olerlo al acercarse y querer besarlo con una lumbre, que ella nunca antes había conocido.

Con cada palabra... Con cada frase, ella suspiraba por aquel hombre que una vez había sido su amigo, esperaba con ansias el volver a verlo, abrazarlo y convertirse en su abrigo.

Y cuando ese día llegó... Cuando él tocó a su puerta, ella explotó en alegría y canto.
Vestida y arreglada como jamás lo había estado y con un labial rojo que le habían prestado, abrió la puerta con una sonrisa llena de vida..... Pero esta en menos de un segundo se derrumbó.

Toda aquella alegría incontenida.... Todos esas aventuras y utopías.

Se habían esfumado como cuando el viento se lleva a la lluvia.

Su corazón se sintió quebrado, literalmente destrozado......Nunca ella había sentido semejante daño.
Sus piernas ya no querían funcionar, sus brazos simplemente querían encallar. Su par de ojos......Simplemente querían dejar de mirar y estaban a punto de volverse al mar.

Deseó morir, cuando lo vio a él, a ese amigo eterno, a ese compañero de tristezas y alegrías, tomado de la mano de otra chica.

Deseó jamás haber nacido cuando él le sonreía mientras le decía que siempre la amaría.

Deseó jamás haber abierto aquella puerta....Deseó jamás haberlo conocido.

La chica con mirada de ave, conoció el exquisito sabor de la derrota.
Presenció la terrible cara del amor de frente y a todo color.

¿Y su única reacción?

Disfrazarse de aquella falsa alegría que un día invadió a su corazón.


Kevin Casarrubias.  (D.A.R)

El Escritor de Sueños RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora