La sensación de ver todo en tercera persona, me invadía regularmente. Al mismo tiempo, ese era el momento en que me volvía más consiente de mi misma.
Aparecía en situaciones normales. Como una presentación en la clase de historia, o mientras tomaban la fotografía para mi carnet de identidad.
Las palmas de mis manos sudaban excesivamente, el pulso en mi frente latía a mil por horas, y mis orejas comenzaban a picar.
Esta mañana la alerta había sonado, y los síntomas me saludaron mientras leía el mensaje que decía Tenemos que hablar.
Por regla general, nada bueno acompañaba a esas palabras. Asimismo, parada en el patio del colegio, lo había comprobado.
-Creo que estar separados va a ser lo mejor para nosotros. -dijo con una voz demasiado confiada.
Mejor para nosotros. Nosotros. Ya no habría un nosotros.
¿Por qué? La pregunta escrita en grandes letras de Neón brillo en mi cabeza. Quería dejarla caer en medio de nosotros como una bomba. Sin embargo, el miedo a la respuesta congelo las palabras alrededor de mi lengua.
No era la primera vez que terminábamos. Pero por alguna razón, ahora se sentía real. No había llantos, ni gritos, ni insultos. Nada. Solo calma detrás de su decisión.
Una parte de mí esperaba que siguiera hablando. Que soltara el clásico "No eres tu, soy yo". Pero con cada segundo que pasaba, la emblemática frase parecía más lejana.
-Dí algo. -sus ojos mostraban simpatía. Y de todos los sentimientos, ese era el peor.
No estaba segura de como describir la emoción que me recorría, pero claramente no apreciaba su simpatía.
Pase mis manos por los costados de la falda del uniforme, y mordí el interior de mi mejilla. La relación se desintegraba frente a mis ojos y no tenia mucho que hacer, excepto mantenerme como una estatua junto a él.
Las clases habían terminado hace minutos atrás, y deberíamos estar camino a casa. Quedarme en esta conversación era masoquista.
-Aly, acaba de salir el listado para la clase de reforzamiento. Adivina quienes no podían faltar. -fui vagamente consiente de la aparición de Tomy. Mire la sonrisa burlona en su rostro, que desapareció al verme- Lo siento, ¿interrumpo?
Solté el aliento que contenía y cerré mis ojos, tratando de volver a la realidad. El tiempo no había sido alterado para nadie más. La mayoría de los chicos reían, y se dirigían en grupos a sus casas. Mientras yo, seguía recordándome como respirar correctamente.
El sonido de los que nos rodeaban, se entrelazo con el de mí corazón rompiéndose.
