—Un nuevo día —pensó Mikoto al abrir los ojos por la mañana.
Cada día al levantarse muy temprano por la mañana, mucho antes que los demás de la familia, Mikoto se levantaba de la cama con cuidado de no despertar a su esposo para empezar sus deberes.
Para ella, se conviritó en un mantra el repetirse un día a la vez. Un nuevo día, de nuevo a la rutina justo antes de irse de nuevo a dormir para comenzar de nuevo.
Su día consistía en levantarse, bañarse, ir al mercado muy temprano ignorando las miradas de compasión hacia ella tanto de Uchihas como de civiles para comprar comida fresca porque su familia debía tener lo mejor. Al regresar a casa, preparaba un voluptuoso desayuno para su familia, lavaba ropa, hacía la comida, recogía a Sasuke del colegio y hacía sus quehaceres como la matriarca Uchiha.
Siempre con una gran sonrisa.
Su sonrisa nunca decaía, incluso cuando los tiempos eran tensos. A veces, pensaba que le hacía falta la burbujeante y explosiva personalidad de su amiga Kushina Uzumaki. Solo la noche de su velorio, cuando su esposo e hijos estaban fuera de casa, se permitió llorar por su muerte.
Ser un Uchiha es duro, uno debe tener sentidos afilados, un férreo control de emociones, mostrarse poderoso, inteligente, ágil, superior a los demás y sobre todo ser orgulloso de ser un Uchiha.
Si no tienes esas cualidades eres un Uchiha en desgracia, te dan la espalda y eres peor que escoria, porque los Uchiha son poderosos y altivos, sin ninguna debilidad.
Por ser la esposa del la cabeza del clan Uchiha, tenía que comportarse aun mejor que todos. Cuando se comprometió o incluso se enamoró de Fugaku, lo aceptó por su amor por él, no lo podía dejar ir cuando era con él con quien quería pasar el resto de sus días, no importa todo lo que tuviese que renunciar.
A pesar de las estrictas reglas de comportamiento, Mikoto siempre tenía una enorme sonrisa sin importar que los demás Uchiha le juzguen con dureza . En su tiempo, antes de que obligatoriamente tuviera que darse de baja de la lista activa shinobi, ella fue una de las mejores Uchiha e incluso kunoichi de la aldea, por esa razón no decían nada los ancianos en su cara, además de que recibirian la ira de su esposo. Por el amor de su esposo dejó sus días de gloria para convertirse en lady Uchiha, nadie la cuestionó por sus habilidades, sabían que era fuerte y poderosa, alguien fuerte tiene descendencia poderosa, sin embargo no tenían escrúpulos para dudar de la forma en que trataba a su familia.
—Demasiado suave —le dicen con desprecio los ancianos del consejo Uchiha.
Tan grande es su amor por su familia que nunca dijo nada a su esposo por ser el jefe del clan Uchiha. Diligentemente hacía lo que él le ordenaba, nunca lo cuestionó o peleó.
Con una sonrisa hacía lo que le pedía. Si su esposo y sus deberes como la matriarca Uchiha le indican mirar a la derecha, ella lo hacía, mirar a la izquierda, ella lo hacía, salta de cabeza, también, revelarse contra la aldea por poder, ella lo haría. A cambio, su placer culposo es ser cariñosa con sus hijos, su esposo, con toda su familia.
Digan lo que digan, gracias a su apariencia sonriente y suave, podía ver más de lo que los demás piensan.
Las tensiones en su familia incrementan con cada día que pasaba, al punto en que el respirar dentro de la casa se volvía cada vez más difícil e incluso asfixiante.
Su esposo y ella cada vez estaban menos en casa, se la pasaban más y más tiempo en reuniones secretas del clan. Fugaku se encerraba más y más en sí mismo ignorando el deseo de su hijo menor de que le tome tan siquiera unos minutos de su tiempo para hacerle caso.
A Sasuke, quien ha logrado seguir envolviendolo en la inocencia de un niño de su edad a diferencia de su hijo mayor, comenzaba a perder el brillo de felicidad por el descuido de su padre hacia él y constantemente compararlo con Itachi. Por último, estaba Itachi, su querido primer hijo, siempre que lo veía entrar a la casa con una máscara de seriedad que a estas alturas sólo la abandonada con su hermano menor, sentía que un cuchillo rebanaba su alma hasta sangrar, siempre se culpó y culpará el no haberlo protegido de las desgracias de la guerra y arrebatarle a tan tierna edad la inocencia que debía tener, y por si fuera poco, su corazón se estrelló en mil pedazos cuando a la edad de trece años se convirtió en ANBU. Por las costumbres con la que creció no dijo nada, mordiendo su labio para aguantar el querer protestar que es solo un niño, alzó la frente orgullosa por su hijo prodigio, se quedó callada y lo felicitó por dar orgullo al apellido Uchiha. A cambio de eso, Itachi se iba alejando más y más a un mundo oscuro, un lugar lejos de donde podía alcanzarlo, abrazarlo y susurrarle palabras de consuelo que nunca podía decirle.
Su familia se hacía pedazos y ella solo podía ver con una sonrisa cómo su mundo se destrozaba frente a sus ojos.
Deseaba tener en sus brazos a sus tres tesoros más preciados, maldecir a todos por hacerles daño y torcer sus vidas a gusto como si fueran peones. Pero... No debía, solo podía sonreír, apretar su corazón y mirar, esperar y estar ahí.
Porque eso significaba ser la esposa del jefe del clan Uchiha.
Aún así, cuando sabe lo que debe y no debe hacer, por su familia, ella está ahí al frente cuidando y esperando, arrullando a su hijo menor con palabras de consuelo cuando nadie los ve; por las noches, abrazó a su esposo por la espalda en la cama dándole pequeños besos en la espalda hasta que finalmente pudiera dejar a un lado su rencor y dormir sin aquella nube negra sobre su cabeza; en silencio sentarse en el patio de atrás de la casa a comer dango con su hijo mayor bajo el cielo estrellado para que sepa que, aunque crea que está solo y atormentado, siempre está ahí por él. Y en secreto, dejar comida y vendajes al preciado hijo de su mejor amiga Kushina para no dejarlo desamparado contra la injusta crueldad de los del pueblo.
Quizá la siguiente jefa del clan, con nuevas ideas y costumbres tenga más carácter para desafiar al clan de frente y amar sin disimulo a su esposo. Con una gran sonrisa desea verla, que las viejas costumbres queden en el olvido, que sus hijos pongan un pie por la familia y se centren en la familia. A diferencia de ella que en silencio, desafiaba las costumbres y anciano al hacer lo que no querían que hiciera como jefa del clan cuando no la veían. Porque algo que les ha enseñado a sus hijos con su gran amor y su gran sonrisa es que sigan su corazón, que vean por ellos y la familia, la verdadera familia, cuiden a quienes aman, y no ser unas marionetas.
Si, ella es la esposa del jefe del clan, tenía la frente en alto, está orgullosa de quien es y hacía lo que podía con una gran sonrisa, porque ella es el pegamento, porque es la que arrulla y calma sus tormentas internas aunque sea por un instante. Con orgullo, podía decir que no pudieron arrebatarle su profundo amor por su familia, amor que inculcó en ellos.
Amaba a su familia y lo hará siempre, no importa qué decisiones toman.
—No importa el camino que tomes Itachi, siempre estaremos orgullosos de ti, cuida a Sasuke —dijo a un lado de su esposo a sabiendas que Itachi estaba detrás de ellos con su espada en mano listo para cambiar lo que no hicieron ellos.
Incluso en su muerte una gran sonrisa apareció en su rostro, porque ella es Mikoto e hizo todo por su familia.
Sabía que algún día, nuevamente tendrá a su familia en sus brazos, y esta vez, todos sonreirán con ella.
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Lady Uchiha
FanfictionPorque ser la esposa del líder del clan Uchiha no es más de lo que parece.