Strong

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Narra Louis

Mi madre me levanta de un golpe en la cabeza...

-Mamá, ¿haya alguna razón para un despertar tan agradable?

-Lo siento mi niño, pero no te despertabas- se ríe- levántate, hemos quedado con una amiga mía y tiene una hija de tu edad, por lo que te quedarás con ella mientras hablamos, ¿te parece bien?- claro que me parecía bien.

-¿Es de mi universidad?- solo hay una universidad en mi ciudad así que si vive aquí tiene que ir a ella.

-No cielo, ella estudia en casa, Lou, basta de preguntas por favor, vístete.

Mi madre sale de la habitación y espero unos segundos para salir yo de mi habitación e ir a una de las habitación de mis hermanas.

-Felicitie ¿puedo pasar?

-Claro Will- pongo los ojos en blanco, ella es la única que me llama por mi segundo nombre.

-Mamá me ha dicho que tengo que ir a casa de una chica que ni siquiera conozco, por lo que ¿me arreglo o me pongo normal por si la chica es fea?

-A ver pedazo de idiota...

-Eeehh- me quejo- Tengo diez años más que tú enana, merezco un mínimo de respeto- sonrío.

-Eres el mayor y aun así vienes a mí para consejo en amor... Bueno, deberías arreglarte siempre, ¿y si la chica no es muy guapa pero te encanta aún así?- Y como siempre mi hermana pequeña tenía razón.

-Gracias Feli, ¿puedes ayudarme con la ropa?- pone los ojos en blanco y se levanta de la cama donde estaba chateando.

-¿Te gusta esta camiseta?- pregunta mi hermana sacando una camiseta de manga larga blanca con las mangas negras y un arcoiris que termina con unas calaveras a los dos lados.

-Sí, aunque no sería, no se un poco ¿fuerte?

-¿Por qué? A mi me gusta y es bonita, póntela y vístete rápido porque mamá va a subir y te matará si no estás listo ya.

-Gracias enana- le revuelvo el pelo y ella sale de mi habitación bufando.

Bajo la escaleras corriendo  y cojo una manzana porque no me da tiempo a desayunar y subo corriendo al coche ya que mi madre ya está allí mirándome con una cara de asesina.

-Listo mami- intento poner una cara lo más de niño bueno.

-Te libras hoy Tomlison, pero solo hoy...

Narra Odette

Abro los ojos aunque la luz no me moleste, me río, la luz nunca me molesta, me miro al espejo... Mentira, no lo hago, me parece una perdida completa de mi tiempo, no me quito el pijama y bajo con cuidado las escaleras hasta llegar a la cocina, ahí huelo a tortitas y café, seguro que una amiga de mi madre viene de visita.

-Hola mami- digo dándole un beso.

-Hola Odette, ¿quieres algo de desayunar?

-Unas tortitas por favor- me rugen las tripas. Mi madre me coloca las tortitas en el plato y yo sin equivocarme cojo el cuchillo y tenedor y comienzo a comer de forma normal.

En unos segundos van a llamar a la puerta, los pasos suenan cada vez más cerca y ahí suena... Ding Dong.

-Mamá yo abro- pero sin decir nada me pone una mano y se levanta a abrir ella, ruedo los ojos, ¿cuándo me dejará hacer algo?

-Hola- dicen los extraños.

-Pasar, ella es mi hija Odette- sigo comiendo las tortitas con vergüenza y sin levantar la cabeza, cierro los ojos, de fondo oigo a mi madre susurrar un: Perdón porque Odette no os mire. Ruedo los ojos ¿Sabrán siquiera todo? No lo creo.

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