Intrigado por el extraño susurrar ambulante de la zona donde el castaño transitaba, se acercó curioso ante la llamada. ¿Por qué? Ni él lo sabía claramente. El origen de la voz provenía de un baldío.
Habitaba bajo la protección de un añejo árbol una figura extraña a su parecer; era como una figura de papel maché blanca que poco a poco se iba desmoronando. Se movía por si sola; ciega pidiendo auxilio alguno.
¿Brujería? ¿Una escena de película? ¿Las drogas que se había fumado y quizá recién hacían efecto?
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—Da-...daaa...mmmhe t-t-t...pùr-...ezz... —gorgoteaba de dolor en un intento por emitir palabras que no eran mas que quebradas.
Pobre. Se va a morir de hambre.
Él no tiene nada de puro.
(...) La figura no tardó en desvanecerse por completo. Solo el rastro de quemadas plumas fueron lo único que quedo de esa cosa. Pero lo raro fue que al instante un dolor le atornillaba en el pecho. Bastante extraño...
Lección aprendida: Nunca ir si te llaman por ayuda.
