Capítulo 1 [Génesis]

78 13 3
                                    

Caos.

Era casi una huella única, algo como un sello personal que dejaba a su paso Eros, Dios de la pasión e hijo de Afrodita y Zeus Diosa del amor y Dios del Rayo. Eros también es conocido como Hyungwon cuando adopta su forma humana.

Es un ser de luz. Un ser omnipotente de naturaleza torpe con toda la familia tiempo, pero a su vez con una faceta fulgurante. Y es incluso, para algunos, ínfimo y adocenado.

Y ahí estaba de nueva cuenta, haciéndolo mal, cediendo a sus impulsos casi mortales. Los impulsos que en el mundo humano llamaban emociones.
Las mismas que él mismo provocaba. De vez en cuando, estas se atrevían con descaro y una ensordecedora voz meliflua a invitarlo a jugar, como si de una ronda de cartas se tratase. Donde desde un principio, el Dios sabía que llevaba las de perder, y es que su voluntad era contraria a lo estoico; podría perder o podría ganar, no lo sabía, pero siempre se dejaría llevar.

Y lamentable o no, perdió esta ronda.

Sucumbió completo ante su propia escencia, y lo que antes comenzó como un capricho, terminó por convertirse en un sentimiento, y era uno que conocía perfectamente por sus propios actos.

Terminó cayendo enamorado por el Dios de la cosecha, Ceres, un Dios que también se escapa de sí mismo cuando se torna humano y se hace llamar Hoseok.

El Dios que flagra en demasia, con una escencia protectora, celosa y algunas veces rencorosa. Ese Dios que ahora se dejó hacer por Eros y que pierde su fulgor cuando no lo tiene a su lado.

Y lo tenían todo, podían pertenecerse el uno al otro, tanto que su amor se reflejaba en el mundo humano, en días soleados y buenas cosechas siempre.

Pero ocurrió algo.

Eros no sólo era torpe y dulce, también era muy credulo y despistado.

Hades el Dios del Inframundo o Changkyun como solía llamarse al ser un humano, notó aquello, y lo vió como una oportunidad para poder tener a su lado a aquel que desde hace tiempo había codiciado.

Un día común en el Olimpo, Hades le tendió una trampa a Eros. En los bastos prados, colocó la flor más hermosa que jamás se haya visto; al pasional Dios le gustaba recojer hermosas flores, porque creía que algo así de precioso debía ser cuidado por alguien que igualara la belleza de las mismas, y, como era de esperarse, el vanidoso Dios simplemente al ver aquella planta majestuosa, creyó que era perfecta para él.

Así, fue a buscarla y justo cuando la tenía entre sus manos, un gran hueco se hizo debajo de la flor que, ahora se marchitaba y apestaba; y así fue cómo terminó en el mundo de la muerte, del cual nadie, sin consentimiento de Hades, puede salir.

Los tiempo seguían su camino y Ceres se dió cuenta de la ausencia de Eros, y creía saber quien estaba detrás de todo.

Le pidió con el corazón roto a Zeus que hablara con su hermano, que talvez, si era él quien se lo pedía, liberaría por fin a su hijo Eros.

Además de ser el Dios del rayo, a Zeus le gusta procastinar como humano de vez en cuando, y en el mundo mortal, se hace llamar Hyun Woo.

Estaba preocupado sí, Zeus ama a su hijo y lo quería de vuelta, así que fue a aclarar las cosas con Hades.

-Por favor hermano- pronunció Zeus con ahínco- Libera a Eros, sabes que no te ama y jamás será feliz contigo- finalizó serio y con voz firme

El Dios del rayo se encontraba un tanto preocupado, pero más triste, le hacía falta su hijo.

Por otro lado el Dios menor sabía perfectamente que desobedecer a su mayor sería meterse en muchos problemas, pero no quería dejarlo ir tan fácilmente e ideó una trampa para esto.

-Lo dejaré salir hermano- respondió el responsable de todo, completamente cínico de rostro- Pero tengo una condición- dejó escapar de sus labios- No podrá comer nada de lo que se presente en su camino al Olimpo. Pues si éste lo hiciera, se quedará conmigo tres tiempos del total de los doce- y al escapar finalmente todas sus pensamientos en forma de sonido y entendimiento, el corrompido Dios sonrió.

Zeus creía en su hermano, era un ser de palabra, claro que siempre se las ideaba para tener ventajas.
Sabía que sería muy difícil que cualquier Dios saliera del mundo de los muertos y sí ahora tenía el permiso de aquel que lo dominaba, lo aprovecharía aún si esto costaba no ver a su hijo durante un basto tiempo.

-Es un hecho- finalizó el Dios superior con esas palabras

-Será mañana- finalizó igualmente el otro, todavía irradiaba todos esos aires de grandeza.

Y justo así, fue como cada majestuoso ser, se fue a donde le correspondía.

Zeus siguió con desánimo, había casi vendido a su propio hijo, sabía que podía haber hecho mucho más que sólo rendirse tan vagamente.

Por otro lado se encontraba Hades, más entusiasmado que nunca, sabía con certeza que ya todo estaba casi terminado.

El resto de tiempo avanzó como siempre y por fin era el día. A todos se les veía felices y un poco nerviosos.

Se le dió la única instrucción a Eros, "no debes comer nada de lo encuentres en el camino".

Era tan relativamente sencillo, era eso y estaría libre por fin, pero para Hyungwon el mortal de sus adentros y sus mismos impulsos mortales sería algo casi imposible, llevaba mucho tiempo encerrado y desde el día en que fue privado de libertad, no se le permitió ingerir ni beber absolutamente nada.

Una vez que comenzó su recorrido, intentó una y otra vez acallar sus impulsos, pero a mitad de camino, decidió rendirse y sucumbir como siempre.

Y esto sería por toda la eternidad.

° Equinoccio & Solsticio ° [2won]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora