m o o n

1.1K 158 37
                                    


●◉◎☽◎◉●

La habitación estaba casi en silencio y a oscuras. Afuera, los grillos tocaban una melodía bastante relajante, el viento soplaba suavemente y se colaba entre las hojas de los árboles causando un murmullo tranquilizador.


Por la ventana se colaba la tenue luz de luna que impactaba sobre el pecho desnudo del muchacho de piel blanca y parte del rostro del chico que estaba recostado en él.
Las manos del más pálido estaban ceñidas a la cintura de su acompañante y sus labios dejaban suaves besos sobre el cabello de este.

—¿Te quedaste dormido al fin, mi amor?

—No — respondió levantando su mirada, perdiéndose en los pequeños ojos felinos de su amante —No voy a dormir hasta que te vayas, YoonGi.

El mencionado soltó una risita y se inclinó un poco para alcanzar los labios del contrario, permitiéndose saborearlos, disfrutar de su suave textura y el sabor a miel que estos poseían; después de todo no sabía cuanto tiempo pasaría para estar nuevamente con TaeHyung entre sus brazos.

—Dices eso todas las veces que nos encontramos y siempre terminas profundamente dormido — le molestó mientras acariciaba su espalda, TaeHyung hizo un puchero pero no se atrevió a llevarle la contraria pues sabía que era cierto, aún así esa noche quería mantenerse despierto.

—Mantenme despierto, hyung.

—Ya te he hecho el amor al menos cinco veces en lo que va de la noche ¿No estás cansado?

Su rostro se tornó rojo y se escondió en el pecho del mayor mientras sonreía ampliamente.

—No me refería a eso — susurró, YoonGi soltó una risita y le besó la mejilla alentándolo a hablar —Quiero escuchar una de tus historias, las extraño.

—¿El sol y la luna?

—Por favor.

YoonGi se acomodó mejor en la cama, manteniendo a TaeHyung acurrucado en su pecho, lo admiró por unos segundos y sonrió con nostalgia. Realmente Kim TaeHyung era el amor de su vida, nunca iba a dejar de amarlo.
Se aclaró la garganta y comenzó con su relato.

Hace mucho tiempo existieron dos amantes; MyeongSuk y SeongJin, ellos eran dos jóvenes que se habían amado casi desde el primer momento en el que se habían conocido. Su amor era incluso más viejo que Dios mismo, por eso cuando Dios creo la tierra y fue consciente del gran amor que estos se tenían decidió honrarlos volviéndolos la luz que alumbraría el camino de los seres humanos pues sólo un amor tan brillante podría guiarles por buen camino.

Fue así que Dios los convirtió en los astros más importantes de la bóveda celeste; MyeongSuk fue transformada en una bella mujer de piel tan blanca como la nieve y de cabello plateado, la llamó Luna y la colocó en el firmamento. A SeongJin lo transformó en un hombre corpulento y de cabello dorado, como la miel pero mil veces más brillante, lo llamó Sol y también lo colocó en el firmamento, sin embargo los colocó separados y es que era necesario que MyeongSuk alumbrara las penumbras de la noche y que SeongJin resplandeciera cuando el cielo era claro.
Por ello no podían estar juntos, ya no podían verse ni tocarse como ellos querían, ahora estaban alejados y se estaban volviendo locos el uno sin el otro.

Por las noches, MyeongSuk estaba sola en el oscuro cielo, lloraba todo el tiempo por no poder ver a su amado, sus lágrimas se convirtieron en pequeños diamantes que terminaron por llamarse estrellas y le acompañaron en su dolor tratando de consolarla.
En los días, SeongJin trataba de soportar la lejanía, sintiéndose cada día más débil por la falta que MyeongSuk le hacía, cuando esto pasaba, las nubes le protegían cubriéndolo para que las culpasen a ellas de que el Sol no brillara con tanta fuerza.

❝thє sun αnd thє mσσn❞「y o o n t a e」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora