Capítulo único

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Esa mañana, los miembros del equipo de volley del Karasuno ya estaban reunidos en el gimnasio a la hora del entrenamiento. El entrenador daba instrucciones sobre cómo sería la sesión del día mientras todos escuchaban con atención; o eso hubiera sido lo ideal. Y es que los miembros más veteranos del club tenían la cabeza en otra parte. No sólo ellos, Tanaka y Nishinoya también pensaban en lo mismo. No era para sorprenderse, el tema era más serio de lo que aparentaba. Es más, si involucrara a cualquier persona sería algo sin importancia; lo que hacía de él algo preocupante era por la persona a la que giraba en torno.

Fue esa misma mañana, justo antes del entrenamiento. Los integrantes del Karasuno se encontraban cambiándose para entrenar, todos excepto los de primero que ya se habían adelantado llenos de energía (a lo que un gran sabio llamaría "el poder de la juventud"). Todo parecía estar bien, charlando sobre temas banales y alguna que otra broma por parte de Tanaka. Todo bien hasta que Asahi se quitó la camisa. Había llegado de los últimos y casi no lo habían notado, pero cuando se desnudó el torso la historia fue diferente.

─Oye A-Asahi...¿Qué te ha pasado en la espalda?─ Preguntó con preocupación Daichi quedandose quieto al instante. Los demás chicos también se giraron rápidamente a ver qué sucedía.

─¿Q-Qué e-es eso?─ a Nishinoya parecía que se le iban a salir los ojos de la impresión. Las caras de todos los presentes lo decían todo.

El aludido solo desvió la mirada sonriendo como habitualmente lo hacía─. N-no es nada, es decir, sí es algo pero...no hay de qué preocuparse─ dijo bajando de manera gradual el tono de voz, quedando casi en susurro─ No me miren así, en serio. No es nada.

Esto no relajó a sus compañeros en lo absoluto, pues todavía tenían la mirada clavada en el de largos cabellos. Este, por su parte, dejó la camisa que tenía entre sus manos en la taquilla para ponerse la del equipo cuando se percataron de otro detalle: sus manos, tenía costras en los nudillos y alrededores.

─Asahi, ¿Pero qu─ Suga se vio interrumpido por la puerta abriéndose estrepitosamente. Era Hinata que venía a darles prisa ya que Ukai tenía detalles importantes que comentarles.

De este modo, se dirigieron al gimnasio con el resto sin pronunciar palabra. Y ahí seguían: presentes sólo en cuerpo, pues su mente divagaba.

Cuando el entrenador hubo acabado, todos comenzaron con los estiramientos (unos con más ánimo que otros, todo sea dicho) para después ponerse a practicar en serio. En un momento dado, una voz que todos conocían muy bien, en especial Daichi, resonó por toda el área. Se trataba del subdirector, acompañado de Takeda y otros profesores; no entraron, pero su tono era lo suficientemente autoritario como para asustar a cualquiera─. ¡Azumane! ¡Azumane Asahi! Acompáñenos si es tan amable─ ordenó el subdirector sin una pizca de gracia─. Gracias, Takeda sensei, por guiarnos hasta aquí. Si nos disculpan...

Asahi fue tras ellos soltando un suspiro cansado, mirando de reojo a sus amigos.

─¡Takeda sensei! ¿Qué está ocurriendo con Asahi? ¿Por qué se va?─ cuestionaba el equipo una vez perdieron de vista a los visitantes.

Takeda tragó saliva con dificultad y su rostro se ensombreció─. La verdad es que no me dijo nada, pero por lo que he oído es algo muy serio. Tanto que hasta la policía está involucrada.

Todos se miraban entre ellos, desconcertados. ¿Cómo es posible que la estrella del karasuno se encontrara envuelta en semejantes asuntos? ¿Alguien tan gentil que odia las peleas? ¿Qué diablos pasó?. Nadie parecía saber cómo reaccionar hasta que Ukai empezó a dar órdenes para disipar la tensión que se había creado; seguían el entrenamiento como les había marcado...pero no era lo mismo.

¿Qué hiciste, Asahi?  |one-shot|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora