Capítulo 4

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Alicia decidió tomarse el fin de semana libre. Finalmente había llamado a Fernando a preguntar sobre el tratamiento y qué otras pruebas podrían hacerle a su madre. Luego de organizar algunas citas, se fue a su casa, se dio un baño con agua caliente, se puso su pijama y sin darles más vueltas al asunto, decidió llamar a su hermana.

— ¿Aló?

—Hola Luisa

.... Alicia hola, ¿Qué pasa? —su hermana tomó un tono incómodo.

—Hoy hablé con Fernando, ya recibieron los resultados de mamá.

— ¿Y?

—Él dice que puede ser grave, que hay rastro de células cancerígenas

— ¿Can... cancerígenas? ¿Está seguro?

—Hay que hacer más pruebas, pero parece que es así

— ¿Ya mamá lo sabe?

—No. Mañana viajo para allá, a lo mejor logro convencerla de que venga a vivir acá a la casa un tiempo o... se puede quedar en la tuya si quieres

—Ya veo. Mañana entonces me avisas, de pronto pueda viajar también

—Oh... si, sería una buena idea. Tu sabes que...

—Ok Alicia tengo una presentación en diez minutos y aún me falta aprender algunas líneas. Adiós.

Ya a Alicia le había extrañado que su hermana se mostrara tan relajada mientras hablaban, sólo en esos momentos de estrés y ansiedad antes de salir al escenario era cuando se podía hablar bien con ella. De lo contrario no hubiese si quiera contestado el teléfono. Luisa vivía en la misma ciudad que Alicia pero no se veían muy a menudo, desde que Alicia hizo que su relación con Manuel terminara, su hermana no le había vuelto a dirigir la palabra. Tendría que haberle agradecido que logro apartar a ese cretino de su vida, no hacía más que darle problemas y engañarla, pero Luisa estaba demasiado ciega como para darse cuenta. Desde aquel día ya las cosas entre las dos se habían vuelto complicadas. Satisfecha porque su hermana al menos había contestado, se dispuso a hacer la maleta. El día siguiente viajaría donde su madre para traerla a la ciudad, se sometería a un tratamiento y todo volvería a estar bien.

Martina se había levantado del sofá quejándose por el dolor de espalda y de nuevo el ardor en su oreja derecha. Caminó hacia el dormitorio, busco algodón, lo mojo con un líquido rojo que funcionaba y suavemente cubrió la herida. En ese momento alguien toco la puerta, era Melissa que había pasado a llevar algo para almorzar y ver una película juntas. Martina no pudo decir que no.

— ¿Aun te duele? —preguntó su amiga señalando la oreja

— ¿Tu qué crees? Eso es para que de nuevo vengas con tus fantásticas ideas de arreglarme el cabello.

—Solo fue un accidente, Beatriz no ha dejado de disculparse incluso por mensajes de texto... ven y te los muestro.

—Déjalo así... —dijo Martina abriendo el microondas para preparar las palomitas de maíz

—En la puerta de tu casa encontré esto... —Melisa le extendió la correspondencia que constaban de algunas cartas y revistas.

—Déjala allí sobre la mesa —Su amiga se sentó en el sofá y dejo los papeles sobre la mesa que estaba frente a ella. Separó las cartas y tomó una revista sobre el cuidado del hogar que se puso a hojear.

—Oye mira... asesoría gratis para diseño de interiores, deberías considerarlo —comentó divertida.

— ¿Qué dices? Mi casa es lo bastante cool como para que uno de esos asesores venga y me diga que tengo que combinar el tapete con las cortinas —Martina llegaba ahora con un tazón de palomitas de maíz. Se sentó al lado de su amiga— además, lo único que saben hacer esas personas es ponernos a gastar más dinero comprando cosas inútiles como jarrones y centros de mesa.

Las dos rieron. Melissa aún seguía viendo la revista

—Qué irónico viniendo de alguien que remodela casas... pero éstas se ven muy lindas... ojala pueda salir rápido del piso de mi tía y comprar un apartamento para mi sola.

—Sabes que puedes venir a vivirte acá conmigo, no hay problema en eso —Martina ahora miraba también la revista.

—Si Marti yo sé, pero es que tú sabes que mi tía con sus problemas de...

—Espera...—la interrumpió Martina— devuelve la hoja.

Cuando Melissa lo hizo, Martina se quedó mirando la fotografía de alguien que aparecía allí

—He visto a esta chica antes...

— ¿Dónde?

—No sé, pero se me hace conocida.

—Pues si finalmente la recuerdas, pídele algún bono y así le das más vida a esta casa, veamos la película ya —Martina había dejado de escuchar a Melissa y no le apartaba la vista a la fotografía. Pensó por algunos minutos pero no dio con nadie conocido, decidió olvidarlo, apartó la revista a un lado y centro su atención en la película.

En la revista HOME, en la página 24, estaba la fotografía de Alicia Vivanco, especialista en diseño de interiores.

Te conozcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora