Mi inexplicable cansancio ahora es letal, esparciéndose por mi cuerpo, calentando mi sangre hasta hacer hervir mis cuerdas nasales, mis brazos pesan al igual que mis piernas, tal vez solo sean efectos secundarios de lo grande de mi acto, fui bendecido por los Mayores por recibir este regalo, seré el portal entre sus manifestaciones, seré la causa de una guerra mas allá de mi basto entendimiento, tal vez un mártir para la humanidad.
No me esconderé, mi destino ya esta escrito en aquel libro en el mundo de los sueños, sus hojas oscuras me atormentan en las noches, junto a criaturas que no son de esta dimensión, con cuerpos flexibles y huesos que truenan y crujen en sangre quebrando su piel y agrietando sus extremidades. Caminan sobre las paredes, sin temor a resbalar, mirando con sus cabezas balanceándose entre los tapices, se han llevado a mis sirvientes, han tomado mis herramientas, mis pastillas, mi vino, todo. Son carroñeros, que vienen por el cuerpo ya muerto que reside dentro de mi, un ser generando dolor, una criatura en mi vientre que esta queriendo salir rasguñando las paredes de mi estomago, y jalando de mis intestinos como si fuera una correa que toca la campanilla que avisa que aun esta vivo. Mis parpados se cierran constantemente, me encierro en la oscuridad para cerrar mis ojos y tener mas privacidad, aunque se que ellos son mas rápidos en lugares de penumbras, sus cabezas son de cera, con cuatro orificios en los huecos de los ojos y una boca diminuta con dientes filosos, los Mayores les llaman Cerberos, la plaga de la muerte, como los Perros de Tindalos solo que mas tranquilos y menos feos.
La complejidad de mis visitas son mas que nada de mera curiosidad, llegando al punto de ignorar los constantes dolores y las miradas de la oscuridad, me he decidido a volver a Innsmouth, ya que aquí fue en donde seguí el caso de Jack Walters, viejo detective que ahora se encuentra en Arkham, sin duda el encontró algo y aunque mis deberes con los Primigenios no sean investigar mas allá de lo que ellos me piden, que culpa tengo de que mi mente sea acosada por la curiosidad.
Las temporadas de pesca son siempre en ese pueblo, la ventisca es fuerte como el olor a pescado moribundo, desgraciadamente las nubes que cubre el cielo hacen que este puerto parezca un destino muerto, como un pueblo fantasmagórico solo que aun habitado. Me he convencido de que el pueblo en si ha hecho contacto con algún dios Primigenio, esto ya no es tanta sorpresa, antiguos dioses han contactado con aquellos que les veneran. Nuestras mentes son sus puertas, ellos están bajo sus rejas colosales en las cuales aquellos que se hacen llamar bondadosos les han encarcelado. La inhóspita soledad teje grandes capas de niebla que parece que hay una bóveda de papel incendiada. Las calles de Innsmouth antes eran pisadas por los locales, había una gran cantidad de comercio, sin embargo, hubo un tiempo, donde una gran masacre cambio este pueblo a uno retorcido y callado donde el hablar era casi pecado. Los Mayores me han mostrado señales, como paga a mi considerable esfuerzo de mantener la fe en ellos, conocimiento de grandes criaturas sacadas de la peor novela de terror, como bestias amorfas de gran tamaño y de características repugnantes, me causa cierta inquietud pisar las calles que en las cuales en algún momento esas bestias se posaron. Me hospedaré en un nuevo Hotel, según me han contado aquí antes era la refinería Marsh, creo yo que debieron cerrar o simplemente fueron a otra locación. La habitación es pequeña, el suelo de madera esta agrietado y comparto puerta con la otra habitación de a lado, aun no puedo dormir, hay algo que no me deja, una voz detrás de las paredes que habla con la nada, con un perturbador tono y unos acordes casi melódicos y robóticos, debo de ignorarlo, tal vez solo sea mi imaginación, a fin de cuentas mi cabeza no esta muy sana en este momento.
Vine por la investigación del señor Walters de hace 3 años, no conozco mucho del pueblo, solo lo fundamental, sin embargo, creo que para complacer mi curiosidad y lograr calmar mi instinto solo debo ver lo que sucedió, tal vez sea mas fácil pedirle a los Mayores que me enseñen, sin embargo no puedo desaprovechar esta oportunidad. La abundante calma me golpea de un momento a otro, cuando los ruidos de fuera se callan dejando todo en un silencio absoluto y preocupante. Un sonido sin proveniencia retumba en mis tímpanos, como eco sonoro que parece un llamado de lo mas extraño, he escuchado ruidos monstruoso, pero este, este no es como ningún otro. Los rayos del sol desaparece de las cortinas nublando la habitación de oscuridad, al levantarme noto como el suelo esta mojado de inmundas aguas negras con excremento y olor a orina, sin pensarlo dos veces abrí la ventana para observar algo de lo cual aun no tengo explicación, algo tan grande como los Mayores, o tal vez mas, no era un primigenio ni un dios Arquetipico, es una masa oscura de gran tamaño, apenas y logre verle gracias a el cielo abierto que me dejo contemplar hasta a las estrellas, en una vista cósmica donde sus extremidades con forma de tentáculos se extendían sobre la tierra, bajo el una gran figura se levanto de la marea mostrándose en un carruaje dirigido por una cantidad enorme de bestias sin descripción alguna, y muy lejano a este, junto a la costa de Innsmouth, otra bestia ya conocida se figuraba posando junto a su primogénito, era el gran pulpo dragón que los Mayores me enseñaron, el dios durmiente, ambos dioses mirando hacia arriba observando la masa de nebulosa que posaba frente al planeta; Sus grandes tentáculos azotaron la marea hasta destruir la costa y con ella, mi insignificante existencia.
ESTÁS LEYENDO
J.M Casstle
Science FictionBreves escritos inspirados en el universo de terror cósmico de H.P Lovecraft.