Capítulo 10: The truth in the game.

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El día de la fiesta de año nuevo, sus padres se encargaron de comprar ropa nueva, y un buen regalo por la invitación. Llevaron el automóvil de su padre a lavar, y le dieron una charla de media hora sobre comportamiento adecuado. Con tanta información en la cabeza, Jeongin sentía que se olvidaba de algo.

Chris lo había llamado por la mañana, pidiéndole que se colocara una camisa negra. Le preguntó por qué, por supuesto, pero la respuesta fue "es parte de la misión". Jeongin rió, pero se colocó una camisa negra de todas maneras. Incluso se maquilló discretamente, excepto los chupetones en su cuello, también a pedido del mayor.

No sabía muy bien si debía algo así como darle un regalo a Chris, por lo menos para aparentar, así que se resignó a ser parte del regalo de su familia. De todas formas, estaba seguro que con lo que planeara el mayor, nadie tendría tiempo de prestarle atención a unos simples regalos.

La fiesta comenzaría por la tarde, justo antes de la puesta del sol, y se extendería hasta la madrugada del primer día del año. Haría frío, pero Jeongin sabía que pasaría la mayor parte del tiempo en los brazos de Chris, así que el abrigo no era algo tan importante.

Cuando la hora llegó, y con ella cientos de mensajes de parte de Jisung, Jeongin salió al jardín a esperar a sus padres. La primera en salir fue su madre, arreglada en un elegante vestido color vino. Le sonrió dulcemente antes de apretarle una mano con suavidad.

-¿Pasarás la noche entera con Chris verdad? -preguntó con tranquilidad.

-Es muy probable -contestó con gesto misterioso.

Su madre rió y estuvo a punto de revolverle el cabello, antes de detenerse a medio camino y chasquear la lengua. Jeongin se había arreglado el cabello, dejando su frente al descubierto. Así se veía unos pocos años mayor. Ella negó con la cabeza.

-Diviértanse -levantó un dedo-. Pero no tanto.

-Mamá...

-Jeongin -advirtió-. Tienes esa mirada que colocabas cuando eras pequeño, antes de robarme galletas.

Jeongin hizo un pequeño puchero.

-Sabes que todo tiene un límite ¿Verdad? A mi no me importa mucho mientras seas cuidadoso y no salgas lastimado, pero no puedo volver a tu padre ciego, así que ten cuidado.

-Pero si puedes ponerle una venda por unos momentos ¿Verdad? -preguntó con gesto inocente.

Ella arqueó una ceja.

-¿Qué harán?

-No lo sé -subió los hombros-. Pero tengo la leve sensación de que a papá no le va a gustar demasiado.

-Mi dulce Jeongin -canturreó y le apretó una mejilla-. Ten cuidado. A veces la diversión tiene peligros escondidos.

Jeongin asintió y atrajo a su madre en un abrazo. A pesar de no ser muy alto, su madre ya era pequeña junto a él.

-Prometo ser cuidadoso... Pero promete hacer que papá "mire hacia otro lado", por hoy.

-¿Hoy? -preguntó con gracia-. Creí que ese era casi nuestro acuerdo diario desde que cumpliste catorce.

Jeongin rió despacio, antes de besar una mejilla de su madre.

-Te amo mamá.

-Por supuesto que lo haces, soy la mejor madre del mundo.

Ella lo era.

...

Jeongin sabía que se encontraría con una mansión, pero nunca creyó que fuera de aquellas dimensiones. La palabra "enorme" le quedaba chica, era casi un palacio. A través de la ventanilla pudo observar como se abrían paso por el gigantesco jardín, el lugar ya estaba repleto de gente. Estas se paseaban de adentro hacia afuera, cargando pequeños bocadillos y copas con vino blanco. Ese era el entorno en el que tanto él como Chris se habrían criado casi toda la vida.

~Bittersweet Candy~ (Chanin) (CandyLike #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora