4. Después de la tormenta llega la calma.

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Llegó el día de la fiesta y al terminar las clases no fuimos a la cafetería porque teníamos que prepararnos. 

Cuando llegué a casa, Ted, Marshall, Robin y mi padre estaban en el salón charlando mientras veían un partido. Entré apresurada, sin apenas darme cuenta de que estaban porque creía que no me daría tiempo a estar lista.

               - Eh, ¿tanto tiempo sin vernos y no saludas a tus tíos?- me preguntó Ted. En realidad no eran mis tíos, pero como pasaba tanto tiempo con ellos los consideraba como tal. Me detuve en seco y me acerqué a saludarlos.

               - Lo siento, estoy estresada. Esta noche tengo una fiesta muy importante y no quiero retrasarme- comenté.

               -¿Te recoge Sam?- se interesó mi padre.

               - ¿Quién es Sam?- continuó Lily moviendo las cejas de arriba a abajo insinuando algo.

               - Es solo un amigo- dije y antes de que pudieran seguir interrogándome me fui a mi cuarto para arreglarme.

Sam me dijo que me recogería a las 21.30 y yo a las 21.15 ya estaba preparada y muy nerviosa. Decidí ponerme un vestido blanco con escote de pico y las mangas terminadas en campana que quedaba dos palmos por encima de las rodillas. Me maquillé de forma sutil ya que, a parte de que no era una experta del maquillaje, siempre había preferido ir natural. En cuanto al pelo, me hice un recogido dejando sueltos dos mechones delanteros que ondulé y más tarde despeiné para que parecieran colocados así a propósito, de esta forma se podían apreciar los pendientes plateados que colgaban de mis orejas, y sobre los zapatos, ya os dije que era alta, no solía ponerme tacones por lo que opté por unas sandalias bajas también plateadas.

Miré el reloj un segundo, 21.30, y sonó el timbre, lo escuché hablando con mi padre, era la primera vez que se veían. Me moría de la vergüenza pero salí de la habitación y me detuve en la puerta del salón. Todos se giraron a mirarme, mis tíos no dudaron en halagarme al verme, mientras que Sam se encontraba junto a la puerta de la entrada mirándome fijamente sin poder decir una palabra al igual que mi padre que permaneció a su lado.

                - ¿Nos vamos?- le pregunte para que reaccionara. Asintió con la cabeza y aún  sin decir una sola palabra salimos de mi casa.

Vino a recogerme en el coche de su madre. Me abrió la puerta haciéndome un gesto de caballerosidad con la mano para que me montara, se lo agradecí  con una sonrisa y entré.  Al subirse al coche suspiró y me miró.

                - ¿Qué pasa?- pregunté preocupada.

                - Nada, es sólo...que estas preciosa Harper.- dijo mientras colocaba su mano en mi rodilla y me acariciaba. Mi corazón no podía ir más deprisa.

Pusimos rumbo a la fiesta y al llegar ya habían varios coches aparcados enfrente de la casa. Unas luces blancas colgaban del tejado de la casa decorándola para la fiesta y dentro, el salón estaba repleto de guirnaldas de colores que iban de una parte a otra del techo.

                - ¡Por fin estas aquí!- me dijo Melissa- ya creíamos que no vendrías. Ayúdanos con los aperitivos- me cogió de la muñeca y me llevó hasta donde estaban las demás animadoras colocando las bebidas en una mesa.

Sam se dirigió hacia donde estaban sus compañeros de fútbol, entre ellos Chuck. Vi como lo miraba y quise llamar su atención para evitar que hiciera algo de lo que podía arrepentirse. Entonces, miró hacia donde yo me encontraba y al cruzarse nuestras miradas le negué con la cabeza, me sonrió y volvió a fijar la mirada al frente.

Ámame pase lo que pase (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora