[ ᵐᵉᵐᵒʳᶤᵉˢ ]

916 77 6
                                    

Seúl, Corea del Sur, 2004.

"Entre los 5 o 7 años de edad los niños tienen un periodo que se denomina "latencia", en el que se dan cuenta que su padre o su madre tienen pareja y que en un futuro ellos también tendrá una."

Observó a sus padres en el salón tomados de la mano escuchando a la misma mujer que cada viernes llegaba a casa comentando extrañas cosas, que a su corta edad, no conseguía descifrar.

Gateó hasta la puerta del perro para salir del hogar sin que lo notaran, sacando provecho de su delgado cuerpo y pequeña estatura a sus 7 años.

No era la primera ni la última vez que pasaba desapercibido por los ojos de los mayores y corría hasta el parque del pueblo donde residía, en busca de aquella persona que tomaba su mano del mismo modo que sus padres. En un principio le fue extraño, pero luego de unos días simplemente se volvió dependiente de aquel tibio agarre.

Aceleró sonriente con la cabellera azabache desordenada por el viento que le golpeaba el rostro. Sus oscuros ojos brillaban de emoción a pesar de que el frío otoñal tornaba su respingada nariz de un suave rojizo. Nada importaba si aquello significaba jugar sin soltar la mano del mayor, y recibir aquellos "besos de adultos" con los que soñaba por las noches.

Llegó como cada tarde, con el pecho alterado intentando recuperar el aire.
Y ahí estaba él.
En el mismo balancín donde le vio por primera vez una tarde de verano.

Aquellos grandes ojos almendrados se posaron sobre si, junto a una amplia sonrisa tan común en el chico cada vez que se encontraban.

"Esto no tiene nada que ver con un deseo sexual, está más relacionado con la idealización de alguien, el cariño, la necesidad de reconocimiento y de entender cómo funciona el mundo. "

¿Qué es eso? —preguntó a su mayor que luchaba con desenmarañar una cinta color rojo, la que segundos antes retiró desde las bolsas de su pantalón.

Sin recibir respuestas, el castaño tomó la pequeña mano contraria posando está en su regazo, para así atar un extremo de la cinta en el meñique del niño repitiendo la acción con el otro extremo, atándolo con dificultad al propio.

Es el hilo del destino. Con esto siempre vamos a estar juntos.Ambos encontraron sus miradas y el menor pudo comprobar que, jamás miró algo tan profundo y hermoso como los ojos contrarios.

Recordó alguna vez a su madre hablando de mariposas en el estómago, de nerviosismo e incomodidad, pero él jamás sintió aquello. A diferencia de su madre, le invadía un sentimiento de plenitud, de alegría y satisfacción.

El chico de cabellos castaños era el causante de estos sentimientos. De aquello que definía como "amor", y por lo que sus padres decidieron llamar a aquella mujer para ayudarles a curar ese desorden incorrecto para su moral.

"Cuando un niño reconoce estar enamorado, habla de un contacto con sus emociones, y quien reconoce sus emociones, le es más fácil comunicarse con el otro. Enamorarse es algo delicado, más aún si es de alguien del mismo sexo."

Todo era perfecto junto al castaño, y siempre lo declaraba en las reuniones con la mujer recibiendo un "sólo estas confundido", o un "Eres demasiado pequeño para saber si es amor o no", como afirmación final.
Lamentablemente los esfuerzos de la psicóloga infantil eran inútiles. Y la mejor salida que encontraron fue, regresar a sus tierras natales separando a ambos niños.

Las tardes para el pequeño ojos de almendra se hicieron más largas y frías, más tristes y solitarias.
Durante mucho esperó en el balancín a que su primer amor llegara corriendo para abrazarlo, pero la espera se hizo eterna y la llegada invisible.

El otro extremo de su hilo rojo jamás regresó.









********************

Info: Está la versión TaeTen de esta historia en mi perfil (Por si prefieren esa).
💖💖

Together ; (Yuten Ver.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora