Tenía 14 años. Mis viejos se habían separado hace relativamente poco, mi viejo se tuvo que mudar a un departamento que quedaba al fondo de un edificio. No tenía ventanas, constaba de un living-comedor, una cocina, un baño y una sola pieza pequeña. La única entrada de aire era un patio chiquito, el cual era cerrado pero podías correr parte de su techo que daba al respiradero del edificio. Llevábamos viviendo casi un año en ese departamento. Mi hermano, mi viejo y yo dormíamos en la misma pieza, casi encimados. Mi viejo en una cama de plaza y media, mi hermano y yo en una cama de esas que está una arriba de la otra, creo que se llama litera. Mi hermano dormía en la cama de abajo, yo en la de arriba.
Una noche en vacaciones de verano me había quedado mirando una película hasta tarde, mi hermano y mi viejo ya estaban durmiendo. La película terminó, me fui a lavar los dientes y me fui a acostar. Entré a la pieza tratando de no hacer ruido. Pisando la cama de mi hermano y prendiéndome del borde de la mía subí y me acosté. No tarde mucho en dormirme.
Creo que eran eso de las dos de la mañana cuando me desperté. Tenía los ojos abiertos, traté de levantarme y no pude. Sentía que alguien me estaba agarrando los brazos muy fuerte y tenía las rodillas sobre mi pecho, a duras penas respiraba, pero yo no veía a nadie. Hice todas mis fuerzas. Me levante de golpe y gritando. Mi papá se despertó al instante, pero estaba dormitando todavía. Me dijo que me acueste de nuevo que sólo fue una pesadilla, dio media vuelta, se acomodó y siguió durmiendo. A todo esto mi hermano nunca se despertó, siempre tuvo el sueño muy pesado. Yo estaba agitado y asustado, si fue una pesadilla había sido demasiado real. Pero le hice caso a mi viejo y traté de seguir durmiendo. Tardé como 10 minutos para poder relajarme y dormir de nuevo.
De la nada me despierto con ese peso sobre mi pecho de nuevo, y sintiendo que mis brazos eran sostenidos con más fuerza que la anterior vez. Estaba dando todo para levantar mis brazos, el forcejeo duró como 5 minutos. Otra vez me levanté de golpe. Esta vez no grité, fue como un suspiro seco y fuerte, pero no lo suficiente como para despertar a alguien. Esta vez sabía que había sido más que una pesadilla. Estaba asustadísimo. Lo primero que se me vino a la cabeza fue que había un ente tratando de hacerme algo mientras dormía. En ese mismo momento me acordé que una semana antes mi abuela había venido a visitarnos, que había dormido en mi cama, y yo en la de mi hermano, el se había ido a lo de un amigo suyo. Lo que había pasado es que en el medio de la noche ella se despertó gritando. Claramente en ese momento no pensé en una casualidad. No sabía que hacer. No quería ni moverme de la cama. Lo único que se me ocurrió fue quedarme despierto hasta que amanezca. No quería despertar a mi viejo para decirle lo que me estaba pasando, sabía que no me iba a creer, siempre fue muy escéptico con este tipo de cosas.
Pasó una hora, la hora más larga de mi vida, y sin darme cuenta ya estaba dormido de nuevo. No habrían pasado más de 10 minutos y me despierto. Otra vez estaba en la misma situación, alguien estaba sobre mi pecho y me sostenía los brazos más fuerte que nunca. Pero esta vez no hice fuerza, ya con más bronca que miedo traté de decir algo pero no pude, entonces lo pensé con todas mis fuerzas. "¿Quién carajo sos y qué querés de mi?". Mi mirada daba al techo, pero apenas pensé eso empecé a ver destellos blancos y negros, eran destellos rapidísimos. Entre esos destellos veo como se iba formando la imagen de la cara de una nena, del enojo pasé al terror en un instante. Pensé que si dejaba que la cara de esa nena se formara, me iba a matar. Con muchas más fuerza que antes traté de levantarme. Ya veía el pelo y la boca de la nena. Pensé que no iba a llegar. Pero de repente entre tanto esfuerzo, pude levantarme. Esta vez no hice ningún ruido. Ya no sabía si estaba delirando o si lo que había pasado fue real. Respiraba como si hubiera corrido el bondi por dos cuadras. Nunca tuve tanto miedo en mi vida. Me sentía agotado.
Ya sin que me importara hacer algún ruido me baje de la cama y fui al living lo más rápido que pude, prendí la luz y me quedé ahí hasta el otro día. Nunca le conté nada a mi viejo, que pensó que había madrugado.
Mi primera experiencia con la parálisis del sueño.
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Paralizado
HorrorUna anécdota de una historia real. El terror y la confusión que sentí esa noche jamás fueron superados.