Conciertos, conciertos y más conciertos.
Siendo un par dedicado a la música es inevitable estar tan ocupado. Su único respiro ante tal agenda apretada era cerca de las once de la mañana y no del todo, en un par de minutos debían salir a una firma de autógrafos.
De solo pensar en tal evento, un suspiro abandona al menor de la unidad.
—Hay problemas —suelta su mánager ni bien cruza la puerta del camerino.
—¿Sucede algo?
—Mona está haciendo una firma no muy lejos de aquí —explica—, más de la mitad de tus fans irán donde ella primero.
—Perderíamos algo de las ganancias... —habla para sí mismo— No debe pasar.
—¿Crees que no estoy trabajando en eso? —reprocha su representante con el «estrés» tatuado en su rostro.
—¿Cuál es el problema entonces?
—Aparentemente hará un evento sorpresa y ustedes solo firmarán.
La avalancha de sentimientos negativos no tardó en desbordarse. No comprendía el motivo por el que ella logró captar la atención de varios en solo un concierto, ¡a ellos les había tomado varios!
Ugh, imperdonable.
—Combatamos fuego con fuego —irrumpe su acompañante con esa melena dorada y más despeinada que lo acostumbrado, recién despertaba.
—Habla, ahora.
—Un sorteo —relata Aizō—, las primeras cien personas que lleguen tendrán un sello, con el tendrán el derecho de hacernos dos preguntas.
—¡Excelente, sabía que debía hablarlo con ustedes! —un peso ha sido arrebatado de los hombros del equipo quien, aliviado, camina a la puerta para marcharse— ¡Su trabajo profesional es perfecto! sigue siendo una lástima que no se lleven bien fuera de eso.
La puerta se había cerrado y el silencio comenzó. Razón le sobraba a su agente, ¿por qué no podían llevarse?
—Te ves horrible.
Oh, por eso.
—Cierra la boca —bufa colocándose unos audífonos.
Ignoraría a ese estúpido, al menos hasta que tuvieran que salir a escena.
Aizō podía parecer un idiota, pero admite que de vez en cuando tiene buenas ideas.
El evento había sido un éxito, varios seguidores dieron pelea ser uno de las afortunados en su concurso de último momento.
La victoria no se logra por cualquiera.
El anterior aprendiz de kabuki estaba aburrido. Ni una sola alma se esforzaba por soltar preguntas interesantes, culpa los tambores vibrantes de nerviosismo. Las demandas iban desde su vida privada hasta su carrera más todas rondaban por el mismo barco y la torpe mente maestra detrás del fansing no le estaba prestando atención a nada que no fueran sus adoradas Julietas —y uno que otro Romeo—.
Las manecillas corren rápido, incluso más que sus apariciones sobre el escenario y eso fue gratificante de cierto modo. Cuando menos lo esperaban ya solo quedaba una admiradora de realizar sus preguntas.
—¿Qué le atormenta, Juliet? —pregunta el blondo, Yūjirō rueda los ojos.
—¿Alguna vez le has dado un autógrafo a tu compañero?
El involucrado queda atónito con lo que logra escuchar, ¿de qué demonios le serviría tener algo como eso?
Al otro extremo de la mesa, aquel cuestionamiento dibuja un brillo en la mirada de su compañero, lo pasa por alto—: Nunca.
—Entonces le tengo una petición —ese tono no le estaba gustando—. ¡Oh, príncipe del Este!, ¿podría ser capaz de brindarle un autógrafo al príncipe del Oeste en menos de cinco segundos? Además, no olvide que debe transmitir un sentimiento en el acto.
Parece meditarlo unos instantes hasta que finalmente acepta cometer tal tontería.
Y Someya se dió por perdido con cuenta regresiva.
¡5!
Aún no firmaba la hoja.
¡4!
¿Su pluma no tenía tinta?
¡3!
El tiempo estaba llegando a su fin.
¡2!
¿Por qué se acerca a su rostro?
¡1!
Unos fugaces labios se apoderaron de los suyos...
—U-uhg, ¿por qué lo ha besado?
El culpable de toda la conmoción empuja con delicadeza la cabeza de su compañero y lo rodea en un íntimo abrazo, antes de hablar de nuevo—, lo he besado para darle un autógrafo.
Ahora es cuando Yūjirō desearía estar realmente preso en una estación de policía en lugar de ser un vil reo en brazos de Shibasaki.
—¡Eso no es un autógrafo! —reclama alguien desde la multitud.
Y Aizō tuvo que excusarse de la forma más estúpida que pudo—: ¿No es un beso el verdadero autógrafo del amor?
Melodías de asombro desentonado se escuchaban por todos lados, las cámaras comenzaron a invadirlos. Someya solo podía esconderse abochornado en el pecho de su compañero.
Por primera vez se retracta de sus palabras, necesitaba más de un autógrafo.
—Editado (O2/21)
ESTÁS LEYENDO
Autógrafo ; 𝗔𝗶𝘆𝘂𝘂.
Fanfiction❝¿No es un beso, el verdadero autógrafo del amor?❞ ۵〴「 Shibasaki Aizou / Someya Yuujirou (𝘾𝙤𝙣𝙛𝙚𝙨𝙨𝙞𝙤𝙣 𝙀𝙭𝙚𝙘𝙪𝙩𝙞𝙫𝙚 𝘾𝙤𝙢𝙢𝙞𝙩𝙩𝙚𝙚: 𝘐𝘥𝘰𝘭 𝘚𝘦𝘳𝘪𝘦𝘴) 」 Los recursos gráficos utilizados no me pertenecen; créditos del ...