La profunda exhalación de Taehyung resonó en la habitación, exagerada a propósito para callar las risitas de su amigo. —Eres un idiota, y tu broma estúpida me tiene aburrido, Jungkookie— la sonrisa calmada en el rostro del joven escondía muy bien su molestia, más su voz era totalmente opuesta a su expresión.
Su querido mejor amigo llevaba semanas molestándolo con lo mismo. Quizá fue mala idea apostar con él.
No. Definitivamente fue una mala idea. Sin embargo, teñirse el cabello de gris no le había resultado tan mal después de todo. Incluso le había llegado a gustar, y más si se hacía ondas o cosas así.
Lo malo era que Jungkook creía que decirle que parecía un abuelo canoso, y que pensara que era divertido -habian pasado semanas, y nunca lo fue realmente- ponía a Taehyung de malas.
Miró a su amigo a su lado en el sofá, riéndose de su propia idiotez, y quiso darle un golpe —¡Ya cállate! ¡Nunca será gracioso, no importa cuántas veces lo cuentes! —Taehyung bufó, y pretendió volver a tomar el mando para seguir jugando.
—Está bien, Tae. No quiero que te salgan canas verdes por mi culpa —. Por Dios, Jungkook casi estaba llorando de risa, lo que ablandó un poco al mayor. A veces era tan inocente, ese niño molesto. Pero cuando notó la "broma" oculta, volvió a fruncir el ceño, y le arrojó el mando a la cara.
—¡Ya basta! Maldito mocoso. ¡Chupa mi-
Se calló abruptamente. No lo diría. Él no decía groserías y esta no sería la primera vez en mucho tiempo. No por una broma tonta.
Jungkook lo observó fijamente, y Taehyung pensó que volvería a reír sin remedio porque el otro sabía que estaba por decir y no dijo, más la reacción del menor lo dejó algo anonadado, ya que en lugar de carcajearse otra vez solo dijo —: ¿Chuparte qué, Tae?
Taehyung respiró profundamente. ¿Por qué Jungkook lo estaba mirando de esa manera?
El mayor observó fijamente los ojos contrarios, intentando ver en ellos un atisbo de burla, diversión o siquiera curiosidad.Pero solo vio... anhelo.
¿Anhelo?
Si, eso era lo que los oscuros ojos de su amigo le transmitían en ese momento, fijos en los propios con inesperada intensidad.
Y no lo entendía.
Taehyung estaba tan concentrado en observar los ojos del otro, que no notó dos cosas.
Primera, no había contestado la pregunta.
Y segunda, se había acercado más al rostro del menor, solo para intentar entender que significaba eso en los ojos de Jungkook.
Sólo se dio cuenta cuando el otro enarcó una ceja, sacándolo de su ensimismamiento y haciéndolo sentir bastante tonto.
Sacudió la cabeza y se volteó, evitando mirar al otro y dispuesto a continuar el juego sin más vueltas. Sin embargo, notó que Jungkook no le quitaba la vista de encima.
—¿Q-Qué? — Lo miró de nuevo, pero evitando sus ojos. Sabía que pasaría si volvía a verlos como antes.
Se perdería, y no como veces anteriores, cuando se quedaba viéndolo por minutos sin nada que decir.
Se prerdería por completo.
El menor ignoró la pregunta y, con una sonrisa que irritó al mayor, repitió: —¿Chuparte qué, Taehyung?