Capítulo 2

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Dylan

La negociación con los rusos había llegado a un acuerdo muy grato, con muchos ceros a la derecha, mi sonrisa se apagó al ver a Andrea caminar hacia mí, el olor a su perfume me provoca mareos, era muy fuerte.

Dejo un folder grueso en la mesa y se sentó en mi silla giratoria, se apoyó en el escritorio.

—Lo que lograste con el ruso es un gran avance, pero recuerda que la empresa está pasando por una crisis, no te olvides de eso.

Sale de la oficina y se topa con James, me sorprendo al verla tímida y hasta sonrojarse cuando se choca con él, pero este no parece darse cuenta de las actitudes de ella hacia él, se para enfrente de James y lo apunta con el dedo.

—¿Es que acaso, eres ciego? —le grita y pone sus brazos en su cintura.

Su rostro sigue igual, aunque su mandíbula se marca, sus pasos la acechan hasta la pared, pero Andrea no se deja frenar por eso.

—Creo que tú lo eras, porque yo sabía a donde caminaba.

<Los dos son iguales>

La tensión se hace presente en el ambiente, me siento en mi silla, volteo al verlos demasiado cerca.

—Deberían hacer eso afuera del trabajo y menos todavía dentro de la oficina de su jefe. —digo mirando hacia el ventanal.

Los dos emiten sonidos de incomodidad y escucho sus pasos alejarse, giro para verlo.

—No sabía que te gustaba Andrea, la verdad ahora todo tiene sentido. —hablo sonriendo, pero lo disimulo al ver su rostro de seriedad.

Me levanto y doy palmadas a su hombro.

—No cabe duda de que eres todo un hombre con la seriedad dominando sobre ti.

Saca su teléfono que estaba en su bolsillo y empieza a revisar los correos electrónicos, me ignora por completo, no logro descifrar su mirada a pesar de que lo intento, es un tipo duro.

—Dylan tu padre quiere verte. —dice y me enseña los mensajes.

<Ahora ¿qué es lo que quiere?

—¿Eso no es raro? —pregunto sorprendido, llevo mi mano al mentón.

Mi padre no es de llamar, si no se trata de algo importante.

—Prepara todo iremos a la casa de mi padre.

Llegue a la casa de mi padre uno de sus empleados, se dirigió hacia mí y me dijo que se encontraba en la oficina, camino hacia su oficina, toco la puerta antes de entrar, el olor a cigarro inuda en el

—Hijo te tengo que comunicar algo muy importante.

—Claro padre ¿Que pasa?—pregunto.

—Tu abuelo cuando falleció, dejo un testamento dirigido para sus nietos.

Apaga su cigarrillo y lo bota en el tacho de basura.

—¿Y? ¿Tendría que preocuparme por eso?

Su rostro se descompone y luce enfadado, me alejo de él, me dirijo hacia la ventana, veo a mi madre reír con una de sus amigas, sonrío al verla feliz.

Camino hacia la puerta, pero su voz resuena por toda la oficina, volteo a mirarlo fijamente.

—¿Sabes que tus gritos ya no funcionan conmigo? —mi voz sale fuerte sin miedo a nada.

—Eres desconsiderado.

Arrugó el entrecejo y golpeó la silla sin medir fuerza.

—¿Por qué carajos no te quedaste con la empresa? —su rostro luce más rojo, se acerca a mí, pero yo lo aparto.

—Las franquicias se están yendo al borde, la última asociación que hiciste es muy vana y frágil ¿Crees que logres sostenerla o crear otra asociación con eso?

Tiene razón, pero no pienso caer en sus trampas.

—¿Y con que condición lo dejo? —pregunto ya que el abuelo no era de dejar las cosas fácilmente y menos si se trataba de dinero.

—Debes casarte al igual que tus dos hermanos, es la única petición de tu abuelo. —lo dice con tal simpleza.

—¿No crees que soy muy joven?

—Yo me case con tu madre a los veintidós, no veo el problema.

Niego con la cabeza y tomó una gran bocanada de aire.

—¿Crees que te dejaría las cosas fácilmente? —pregunta.

—Sinceramente pensé que se enterraría con todo el dinero que hizo, ya sabes le encantaba el dinero.

—Tú eres un total caso, ¿ya sabes lo que harás?

—Encontraré más socios. —finalizo.

Se que ya estoy en una edad adecuada para casarme o tener novia, pero no me gusta compromisos que no estoy dispuesto a acatar.

—¿Aceptarás la herencia o caerás al precipicio sin salvavidas?

<¿Estoy dispuesto a caer?>

<Claro que no, idiota>

Sabe cómo manipular con sus palabras y adiestrar a las personas como a él le parezca.

—Claro que lo quiero, pero dame tiempo ¡Joder! Las cosas no se hacen así por hacer ¿Entiendes?—atino a decir furioso

<Ahora ¿¿donde encontrare una novia?! >

Se que si digo no, seguirá insistiendo y ideando mil maneras de entrar en mi cabeza, para que pueda pensar que soy lo menos capaz de lograrlo, sus palabras tocan fondo en mi interior, soy incapaz de decir no, ¿Es miedo acaso? ¡No lo sé!

—Es la mejor decisión que puedes tomar Dylan, serás el ejemplo de tus hermanos. —se acerca a mi y palmea mi hombro.

Salgo de la oficina de mi padre y me apego a la pared.

<Tenía que ser débil>

~En la mañana~

En las escalera me tope con una mujer, la que suele cuidar a mi abuela.

Cuando llegue ella me estrecho en sus brazos, pero luego empezó a golpearme por no visitarla, escuché todo lo que me decía.

La situación de la muchacha era difícil, se me ocurrió una idea, pero era de la más descabellada.

—Abuela se podría quedar en mi departamento. —le digo muy bajito casi como un susurro.

Mi abuela me miró con cierta cara de que ¡Ni lo pienses muchachito! Sabia que no confiaba mucho en mí, ya que soy un promiscuo.

—Abuela no pienses mal se que la quieres mucho por eso la estoy ayudando. —digo mirándola fijamente para que de verdad me creyera.

—Cuidarás de mi niña hasta que le encuentres un lugar, no se te ocurra hacer algo malo porque conocerás a tu abuela Sofia Martinna de Roquer. —lanza su amenaza con una mirada de fuego.

—Le compraré un departamento en el que se pueda quedar ¿Te parece?

Mi abuela siente la sensación que está en deuda con esa muchacha ya que le salvó segun sus palabras entrecortadas.

—Eso me parece una mejor idea, pero por ahora se quedará ¿En tu casa?

—Creo que sí, te juro que no cometeré actos impuros con ella ¿Vale? —llevo mis manos atrás de mi cabello.

—Tú mirada no me convence, pero confiaré en ti.

***

Meine Rettung  [H.R.M.A. |+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora